miércoles, 19 de septiembre de 2012

Alimentos transgénicos y salud publica

Científicos franceses, han publicado recientemente, que el maíz genéticamente modificado, consumido por ratas de laboratorio, les ha producido terribles tumores. También, este tipo de mal, se ha producido con el consumo de agua por estos animales con trazas de fertilizantes químicos. Esta noticia es muy grave, pues en la actualidad, existen una serie de voceros, que abogan por el uso de semillas transgénicos tales como maíz, trigo o soya, para ser usadas en los campos de nuestro país. Sin embargo esta noticia debe inducir a los entes gubernamentales, a prohibir su importación y también de los fertilizantes químicos, que tengan en su composición elementos dañinos para la salud humana. Estamos hablando de tumores cancerosos, cuya incidencia en la población podría multiplicarse, con lo cual no solo afectaría la salud pública sino que los tratamientos se multiplicarían con el agravante adicional de subir los costos que se relacionarían con estos tratamientos. Además, se sabe que la introducción de semillas transgénicas, anularía gran parte de nuestra biodiversidad. Los productos transgénicos, son contrarios a la naturaleza. Es decir que lo transgénico tiende a la uniformidad tal como hacen todas las industrias de cualquier género. Por ejemplo, se producen carros de un modelo y todos son iguales o cepillos de dientes que dentro de un modelo también siguen esta tendencia. Al contrario de lo que sucede con los bienes naturales, que todo son heterogéneos. Por eso no existe una huella digital igual o una cara idéntica. Todos los seres humanos somos diferentes física y psíquicamente. También la introducción de innovaciones transgénicas, sin el debido soporte de investigación en el tiempo, es muy peligroso, pues su consecuencia y efectos dañinos no son evaluados hasta la fecha. Pero detrás de todo esto están las grandes corporaciones, que lideran este gran mercado, sin importarles la salud y la calidad de vida de todos los habitantes de una región, país o continente. Por eso no es una novedad que muchos “especialistas”, defiendan el uso de cultivos transgénicos en nuestro país y alegan sus bondades en lo que respecta a la productividad de los cultivos. Pero todas estas cualidades, son evaluadas en el corto plazo, sin tener una estadística más completa que solo se da con el paso de muchos años. Lo que debemos hacer en nuestros campos es propiciar la biodiversidad de todos los productos que se utilizan en la alimentación y la gastronomía peruanas. La reciente feria Mistura, ha demostrado que la gran variedad de potajes que allí se han preparado ha sido porque todavía tenemos una gran variedad de papa, ollucos, maíz y otros vegetales que son únicos de nuestro territorio. La tendencia en el mundo actual es por la variedad de platos y comidas. Además, la toma de conciencia sobre la conservación del medio ambiente, hace que los consumidores extranjeros, demanden productos orgánicos y limpios en su cultivo. Las poblaciones de los países ricos, por comer dietas homogéneas basadas en frituras y grasas, están sufriendo de obesidad. Este aumento anormal de peso, lejos de ser una señal de salud, es todo lo contrario. Recién se está tomando en cuenta la obesidad como un problema de salud pública. Igualmente existe un estudio que liga a la obesidad con el mal de Alzheimer o demencia senil. Si no se cambia de dieta esta terrible enfermedad será más frecuente en la población. Todo esto se tiene que tomar en cuenta, pues la salud es una condición muy preciada por todos. Hay que dejar de lado los intereses económicos, que implican estos negociados, para pensar más objetivamente y así salvar a nuestra población de contraer males oncológicos o mentales, solo por ingerir comidas transgénicas o ricas en grasas. Sugerimos que las entidades encargadas de la salud pública de nuestro país, tomen acciones rápidas para prohibir todo tipo de productos genéticamente modificados. Es decir que la capacidad de respuesta a estos eventos tiene que ser inmediata y para ese objetivo, se deben dictar leyes que prevengan la importación y comercialización de transgénicos y de fertilizantes químicos con altos índices de toxicidad. Para esto también se requiere del concurso de las universidades, que deben contar con buenos laboratorios y con personal altamente calificado. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Twitter: @manueljvillanue

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