jueves, 6 de agosto de 2015

Caso lava jato y la corrupción gubernamental

El ya tristemente célebre mega caso de corrupción brasileña conocido como “lava jato” o lavado de dinero, tiene entre las cuerdas al gobierno brasileño, de Dilma Rouseff y al anterior de Lula da Silva, por cuanto el jefe de su gabinete, Jose Dirceu y otros altos funcionarios de ese país, están acusados y presos por el delito de corrupción. Es decir se han comportado como vulgares ladrones del dinero del estado. Pero Jose Dirceu y otros funcionarios han estado también involucrados en la gestión de negocios en el Perú. Por eso, este escándalo también enlodaría a dos gobiernos de nuestro país, sobretodo el de García y el actual gobierno de Humala. Pero más comprometido estaría el gobierno aprista, por cuanto, en muchas ocasiones, este mandatario, ha recibido en palacio de gobierno al mencionado Dirceu y otros funcionarios de empresas y políticos brasileños, que estaban interesados en hacer negocios en nuestro país, tanto en la rama energética como en el de construcción de infraestructura. En este último rubro, es por todos conocidos, que la gran carretera interoceánica, fue diseñada y ejecutada por las firmas OAS y Odebrecht, ambas de origen brasileño y también incluido en este sonado escándalo “lava jato”. Para verificar estos actos, figuran en el registro de visitas a palacio de gobierno de Lima, los nombres de Jose Dirceu, Milton Pascowitch y Zaida Sisson, altos ejecutivos brasileños que fueron recibidos en varias ocasiones por el entonces presidente Garcia. Además Zaida Sisson, es esposa un ex ministro aprista del primer gobierno alanista, la cual está siendo investigada en Brasil dentro de este proceso de corrupción. Estas visitas demostrarían que los corruptos brasileños, también actuaron de la misma forma por estos predios, que en su país. Es decir ofrecer grandes sumas de dinero o coimas, a cambio de la buena pro de varias obras de infraestructura como es el caso de la gran carretera interoceánica. No es posible que, por ejemplo Dirceu, hubiera tenido una conducta proba en nuestro país y otra corrupta al hacer negocios en su país de origen. Además es por todos conocido, que cuando hay de por medio millonarias sumas de dinero para hacer una obra, construir una refinería o adquirir una sustancial cantidad de bienes y equipos, los ejecutores y suministradores, siempre ofrecen coimas de todo tipo, para asegurar la buena pro de uno de estos emprendimientos. Además García, como presidente, siempre alardeaba, que es el primer promotor de las inversiones en nuestro país. Es decir que la última palabra para dar una obra u adquisición a una determinada empresa dependía de su aprobación absoluta. Esto forma de actuar le resta transparencia a la alta función de la presidencia de la república, que debe estar libre de toda sospecha o mancha por involucrarse en inversiones y negocios del estado de todo tipo. La función del presidente debe ser rectora y no estar involucrada en ningún tipo de negocios, por más importantes que estos sean. No solo se trata de este escándalo donde están comprometidos los ejecutivos y funcionarios brasileños, sino que hay otras acusaciones como el caso de los petroaudios, donde este gobernante, recibió al empresario dominicano Fortunato Caanan, junto a ejecutivos noruegos de una firma interesada en invertir en hidrocarburos aupados por personas allegadas al anterior régimen gubernamental. En este caso, también hay grandes indicios de actos corruptos a través del ofrecimiento de coimas. Es que la corrupción, un verdadero flagelo en nuestro país, causa pobreza, porque grandes sumas de dinero mal habido van a los bolsillos de políticos y altos funcionarios corruptos, en vez de haberse usado en ejecutar una serie de obras públicas, que son tan requeridas por los todos los ciudadanos en especial por los que menos tienen. Reza un dicho latino: “la mujer del Cesar no solo debe ser honrada sino parecerla”. En este caso el presidente de la república, no puede estar involucrado directamente en este tipo de negocios, que muchas veces son negociados. Para evitar toda sospecha, el presidente debe saber delegar esta función a un equipo de funcionarios honestos, honrados y capaces, que negocien a nombre del país, en equipo, con cualquier empresario. Solo así se reduciría sustancialmente las sospechas y los actos de corrupción que enlodan a los gobernantes de turno. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com