domingo, 13 de marzo de 2011

Desastres, tecnología y prevención

El reciente golpe telúrico acaecido cerca de Tokio, Japón, es una demostración de la capacidad destructiva de las fuerzas de la naturaleza. La potencia de este megasismo, cuya intensidad ha sido de 8.9 en la escala de Ritcher, supera a todos los anteriores sismos ocurridos en los últimos decenios, en el circulo de fuego del pacifico, donde nuestro país, también está ubicado. Según muchos expertos, la magnitud de este cataclismo, es equivalente a 200 mil bombas atómicas, teniendo como referencia a las bombas nucleares que destruyeron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, durante la segunda guerra mundial. Esta comparación demuestra, nuestra insignificancia tecnológica, pues ningún país puede desarrollar, hasta ahora, un artefacto destructivo de esta magnitud y potencia. Por otro lado, las tecnologías usadas en la construcción de edificios y casas, tienen un rango de seguridad, que puede ser muy alto, pero, como en este caso, no han asegurado la estabilidad de las construcciones, porque el margen de seguridad, podría haber sido calculado para soportar seísmos, menores a una intensidad de 8.9 grados en la escala de Ritcher. Se conoce que Japón, tiene una política muy seria de prevención de sismos y su población tiene muy presente que viven en un país sísmico. Sin embargo a pesar de estas políticas de prevención, que es una verdadera cultura de seguridad, el saldo de pérdidas humanas, ha sido de 1500 personas. Esta cifra es muy alta para un país con los adelantos tecnológicos y la disciplina de su población. Además muchas fabricas, como por ejemplo las automotrices Toyota y Nissan, han cerrado sus instalaciones motivadas por este impacto telúrico. También hay un alto riesgo de que algunas plantas nucleares que generan electricidad, sufran serias averías, lo cual pondría en riesgo la vida y salud de cientos de miles de personas que habitan en las cercanías de estas centrales núcleo eléctricas. Se ha reportado de serias fugas radiactivas en una planta nuclear cercana a Tokio, como una intensidad 1000 veces mayores a lo permitido. La capacidad tecnológica de un país muy desarrollado como Japón, ha sido puesta en prueba y se podría decir que hay un gran margen de incertidumbre e insipiencia en el desarrollo actual, de tecnologías que aumenten el margen de seguridad de todo tipo de construcciones, para asegurar la vida y salud de todas las poblaciones de este laborioso pueblo. Se ha calculado que el costo de esta sismo ascienda a unos 100 mil millones de dólares. Si este sismo hubiera sucedido en nuestro país, el resultado habría sido muy desolador, no solo por la falta de una buena cultura de prevención, sino porque casi todas nuestras edificaciones no se han hecho con altos márgenes de seguridad, para soportar intensidades de la magnitud del sismo de Japón. Todavía hay secuelas de sismo ocurrido en el sur de nuestro país, hace 3 años, donde fallecieron más de 500 personas y muchas construcciones se derrumbaron. Este sismo fue de una intensidad muy inferior al ocurrido en Japón. Como es de conocimiento público, vivimos en un país sísmico y en cualquier momento pueden ocurrir terremotos de mucha intensidad. Solo nos queda estar prevenidos, para minimizar todo tipo de daños que pueden traer consigo estos desastres. A pesar del gran desarrollo de las ciencias, tampoco es posible predecir con exactitud cuándo va a ocurrir un terremoto. Ninguna persona seria puede hacer predicciones de cuando pueden ocurrir estos eventos telúricos.
Por Manuel J. Villanueva