domingo, 4 de enero de 2009

El niño Dios de Pumarume

En un bello paraje celendino, Pumarume, se encuentra edificado un santuario, donde se rinde culto al niño Dios de Pumarume. Esta devoción, data desde inicios del siglo pasado y ha ido creciendo con el tiempo. Actualmente, también en Trujillo se está incrementando la devoción a este milagroso niño Jesús. Desde inicios de este siglo, los celendinos residentes en esta bella y hospitalaria ciudad, celebran, junto a muchos trujillanos, las festividades en honor del Niño Dios de Pumarume. Con esta finalidad, los devotos, se congregan desde el 8 de Enero, para atender a la novena, la víspera y el día central, en el local de la ACRET o Asociación Celendina de Residentes en Trujillo. En este local se ha acondicionado un oratorio donde se encuentra una réplica del Niño de Pumarume, junto con la Virgen del Carmen, patrona de Celendin y San Isidro Labrador, patrón del pujante pueblo de Sucre, que es un distrito de la provincia de Celendín.
Existen muchos relatos sobre como apareció el Niño Dios en Pumarume, pero nos referiremos al que narra, que la imagen que se encuentra en Pumarume, Celendin, fue encontrada a fines del siglo XIX, por un comerciante que era oriundo de Pumarume, cuando realizaba uno de sus viajes, para vender los bellos sombreros celendinos, en las ciudades de la costa peruana. Dice la tradición, que en una noche estrellada y diáfana, este celendino, oyó, un lindo silbido, que provenía de una área llena de pencas y sauces. La curiosidad de esta persona, pudo más que su temor y fue al encuentro de esta bella sonoridad. Fue muy grande su asombro, cuando del lugar donde provenían los silbidos, encontró, a la imagen de un niño, de unos 55 centímetros de alto, de ojos celestes, rubio y con el gesto de estar silbando. Fue tanta su emoción, que se olvido de sus faenas comerciales y retorno a Pumarume, donde le erigió una modesta capilla. Como esta imagen era muy milagrosa, los devotos empezaron a multiplicarse y esto dio motivo para que el párroco de Celendín, interviniera, exigiendo a este devoto, que la imagen del Niño, sea llevada a la iglesia Matriz de la ciudad, para que allí se quedara. Pero grande fue la sorpresa del párroco y de los devotos, al ver que la imagen había desaparecido de la iglesia Matriz y se encontraba en su humilde capilla en Pumarume. Nuevamente el párroco, exigió el traslado de la imagen a la iglesia, pero los resultados fueron iguales: El niño siempre volvía a Pumarume. Esta realidad, que fue incontrastable, obligo al párroco a dar su conformidad, para que el Niño Dios, sea venerado en su capilla. Actualmente, esta capilla se ha transformado en una moderna iglesia, donde acuden todos sus devotos a rendirle culto, especialmente todos los meses de enero.
En estos tiempos, de crisis de valores, el mensaje del Niño Dios de Pumarume, es muy aleccionador, porque está dirigido principalmente a los niños. Las novenas que se siguen en Trujillo, tienen cada año más devotos entre la población infantil, no solo descendientes de celendinos sino trujillanos y de otros partes del país. Es muy interesante, que la devoción se mezcle con los mensajes centrados en los valores de la solidaridad, honestidad, bondad, justicia, para que así tengamos mejores ciudadanos. Además todo este mensaje, se conjuga, con juegos y el infaltable ágape consistente en dulces, gaseosas y bocaditos para todos los asistentes.
Por Manuel J. Villanueva

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