viernes, 30 de enero de 2009

El lobby y el estado como botin

Lobby es una palabra inglesa, que designa a los grupos de presión o influencia, ante el poder político, para obtener favores a nombre de terceros. Si bien, esta en una práctica usada en Estados Unidos, con resultados no tan claros, acá en nuestro país, ha resultado, ser una verdadera calamidad, porque ha generado una verdadera red de corrupción, donde los llamados lobbystas, han servido de intermediarios, aprovechando sus contactos que llegaban hasta palacio de gobierno, para hacer verdaderos negociados a costa de los intereses del país. Es decir, sus influencias, eran para conseguir jugosas comisiones, que salen en definitiva de las arcas del estado. Todo proyecto de inversión, en cualquier área, tal como carreteras, irrigaciones, puertos, aeropuertos, petróleo y minería, tiene que pasar el escrutinio del poder gobernante. Es decir que la buena pro, depende del visto bueno de los altos miembros del poder ejecutivo. Por la cantidad de los montos que estan en juego, que ascienden a miles de millones de soles, es fácil colegir, que las comisiones, son del orden de los cientos de millones de dólares, que irían a parar a los bolsillos de esta gente corrupta. Esta forma de enriquecimiento, es condenable, pues sin arriesgar nada ni trabajar, podían obtener buenas ganancias a costa del estado y de los intereses del país. Todos estos negociados, que involucran malos manejos, son actos de corrupción y no deben continuar, por el bien de la salud moral de toda nuestra sociedad. Por eso los recientes petroaudios, tienen que ser imparcialmente evaluados, para que la justicia, esperemos, haga su papel y condene a los culpables, sin ningún miramiento ni cálculo político. En este aspecto, debemos aprender de otras sociedades, que saben limpiar a sus cuadros políticos, burocráticos y judiciales, con la sanción debida. Por eso insistimos en la creación de una Central de Proyectos e Inversiones, que funciones como una entidad del estado, ajeno al poder político y que tenga la suficiente independencia, tal como la que ejerce la Defensoría del Pueblo. No es conveniente, que el presidente de la república, haga las funciones de un agente de inversiones, pues es una mala señal. Todas estas acciones, que empiezan con las primeros contactos con los potenciales postores, hasta cerrar una negociación, deben hacerlo los miembros de esta central. Así se evitaría que los funcionarios, que dependen de los ministerios y del poder ejecutivo, intervengan y favorezcan a firmas, que están amparadas por los tristemente celebres lobbistas. Es lamentable, que muchos de los altos miembros y allegados al presidente de la república principalmente, usen de esta privilegiada posición, para beneficiarse y asi perjudicar a todo el país.
Por Manuel J. Villanueva

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