sábado, 20 de diciembre de 2008

Por la no reeleccion presidencial

Hace más de 8 años, escribimos sobre este tema, en pleno gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Creemos que el tiempo nos da la razón, porque hasta la fecha, ningún político que ha retomado la conducción del país, lo ha hecho, para dejar obras perdurables, en las esferas de la reforma del estado, la institucionalidad democrática y minimizar los actos de corrupción y demagogia. Al contrario, todos estos males siguen vivitos y coleando y en algunos caos aumentados. El actual presidente fue electo, por el dilema del “mal menor”. En las elecciones Alan García, se presento como un personaje muy humilde y que transmitía el mensaje que había cambiado. Una vez en el poder, salieron a relucir la soberbia, el autoritarismo y el desdén hacia sus oponentes y colaboradores. Es que una persona, cualquiera que ella sea, no cambia su estructura psicológica. Es decir a un individuo, que lo le gusta contar chistes o bailar, por ejemplo, no puede de la noche a la mañana, ser un buen humorista o un gran bailarín. Al contrario, con la edad, todos nuestros defectos aumentan, tal como lo pueden demostrar los médicos especialistas en salud mental. Además nuestra población, conformada mayoritariamente por jóvenes, no ve con interés los asuntos políticos y esta apatía, hace que su capacidad crítica a la hora de votar, sea casi nula. También influye, en la masa ciudadana, la falta de valores, pues casi nadie, piensa en que los candidatos para ocupar el alto cargo de presidente de la república, tienen que ser una persona que dé el ejemplo, respetando los valores de la honradez, honestidad, laboriosidad, verdad, justicia y trabajo. Esto es lo que el gran estratega chino Sun Tzu, llama la “influencia moral”, que se transmite a toda la población. Por ejemplo si en un hogar, el padre o la madre, son negligentes, picaros o mentirosos, es casi seguro que sus hijos siguen por esta errada senda. En el gran hogar que es el país, el ejemplo más importante de vida, lo tiene que dar el primer servidor público que es el presidente, para formar hábitos de conducta afincados en valores. La influencia moral, es indispensable en nuestro país, aun en formación, para crecer, consolidar nuestra identidad y unidad nacionales. Estas razones, son más que suficientes para que no haya reelección presidencial, de ningún político, que ya haya asumido este cargo. Nuestra juventud, que es la mayoría de la población peruana, también tiene que tener su oportunidad para ocupar este cargo. Dentro de este enfoque, sería necesario, acortar el mandato presidencial solo a 4 años, sin ninguna posibilidad de reelección. Esta condición, obligaría a todos los aspirantes a este cargo, a ofrecer lo que van a cumplir si salen electos. Así, no habría, una vez instalados en la presidencia, la tentación del poder, para perpetuarse en el mismo. En los 4 años de gobierno, el presidente, se daría integro a trabajar, sin ningún cálculo político ni personalista y también demostraría su capacidad de desprendimiento, para obrar rectamente y sin ningún tipo de demagogias.
Esperamos que los congresistas y la opinión pública, acojan esta sugerencia, que no es más una forma de consolidar a la democracia, dando movilidad a los cuadros políticos de todos los partidos y creando las condiciones, para todos contribuyan con planes de gobierno serios, creíbles y sustentables en estos tiempos de crisis financiera y ecológica.
Por Manuel J. Villanueva

No hay comentarios: