miércoles, 31 de diciembre de 2008

La Administración y la crisis

La crisis financiera, golpea con permanente rigor a todas las economías del mundo y muy especialmente a sus organizaciones bancarias, financieras y de seguros. Los efectos negativos de esta crisis, se verán reflejados en los estados financieros de la mayoría de este tipo de instituciones. Parece que la administración, con sus funciones fundamentales de planificación, organización, dirección y control, ha sido olvidada olímpicamente por la alta gerencia, representada por los “prestigiosos” CEO o lo que sería el equivalente a presidente ejecutivo de una corporación peruana. El ansia de ganar a como dé lugar y la pérdida de liderazgo de las grandes instituciones financieras norteamericanas tales como Lehman Brother, Citicorp, AIG, etc. ha pervertido el buen manejo administrativo. Se sabía desde hace mas de 3 años que la meca de las finanzas, represetada por Wall Street, estaba cediendo su primer lugar a las bolsas de Hong Kong y Londres. Es decir esta situación se daba por la perdida de competitividad y productividad de sus productos financieros y por la erosión de la demanda de títulos y bonos que se negociaban en Wall Street. Los grandes financistas, sobretodo de origen oriental, han preferido desde esa época, invertir en Hong Kong o Londres. Quizá esta merma en la poderosa bolsa newyorquina, ha incentivado la codicia y los malos actos, para captar una gran masa de dinero. Esto se ha realizado, con las modalidades financieras denominadas subprime, que basan su atractivo en que los intereses que se cobran por los créditos son superiores a los intereses de la modalidad prime. Subprime significa, alto riesgo. Es decir que existe la posibilidad de que haya un alto porcentaje de deudores, que no paguen sus créditos, como en realidad ha sucedido. El apalancamiento que antes de estallar la crisis efectuaron los bancos, instituciones financieras y aseguradores, en el mercado financiero, era por demás doloso. Los administradores de estas instituciones, sabían que en sus operaciones había una gran margen de no recuperar los montos negociados en el mercado interbancario norteamericano. Esto es realmente una estafa, pero gigantesca. El forado de estas malas artes ha sido de alrededor de 5 billones de dólares y la pérdida de confianza entre los agentes financieros. Esta actitud, que es psicológica, es fatal para todo tipo de negocios, en especial para los que hacen todo tipo de banca. Las instituciones trabajan a base de confianza. Si esta se pierde, todo el andamiaje de estas instituciones cae como un castillo de naipes. Por eso el gobierno norteamericano, ha salido a rescatar sus instituciones bancarias, financieras y de seguros, con un monto de 700 mil millones de dólares. Pero según el economista y premio nobel de economía, el norteamericano Joseph E. Stiglitz, se necesitan por lo menos 2 billones de dólares, para salir realmente de esta crisis, lo que significa que la suma referida al rescate es insuficiente.
Esta descalabro demuestra que la administración y sus alcances no han sido hechas por estas personas encargadas de estas instituciones, a pesar de sus altos cargos, sus refinados estudios en universidades de prestigio y sus jugosos sueldos, que alcanzan más de 10 millones anuales en promedio, por cada ejecutivo. Ahora toca, hacer una verdadera administración, para que ayude a la gestión de salir del hoyo de la crisis. Se tiene que actuar con valores, con controles y con trasparencia. Ningun ejecutivo debe abusar de su cargo, que le permite tener información privilegiada, para engañar a sus clientes, su personal y a la sociedad en general. Parece que por ahí esta una de las soluciones para remontar esta recesión, que golpea a casi todas las naciones.
Es hora, de la acción y del trabajo honesto, para que nuevamente retorne la confianza entre todos los agentes que tienen que ver con todo tipo de negocios. No se puede permitir que altos gerentes ganen astronómicas sumas de dinero, para perder. Este es realmente paradójico. Los altos gerentes que asumen la dirección de cualquier empresa, tienen que aportar ideas y soluciones, para ganar a través de conseguir que sus organizaciones sean rentables, en forma permanente. Si no se consigue estos resultados, estas personas tienen que salir de la organización, pero sin recibir altos salarios, porque esto es inmoral.
Entramos definitivamente a otra época en la administración, que tiene que ver con los aspectos más cercanos a la conducta de las personas, centrada en los valores de la honradez, honestidad, puntualidad y transparencia. La modalidad de ganar por ganar, muy usual en estos días tiene que cambiar radicalmente, pues se tiene que tener en cuenta las restricciones que tienen que tener nuestros actos y las regulaciones que se tienen que seguir, para alcanzar objetivos, más racionales y menos riesgosos y más alejados de las malas prácticas, que muchas veces lindan con actos delictivos.
Por Manuel J. Villanueva

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