miércoles, 10 de diciembre de 2008

Crisis y resistencia al cambio

Fue el filósofo griego Heráclito de Éfeso, quien postulo, que lo único permanente es el cambio en la naturaleza. Este fue hace más de 26 siglos, pero la humanidad hasta el presente, se aferra a las cosas permanentes y tiene mucha aprehensión al cambio. En este siglo XXI, donde los conocimientos y los cambios sociales, políticos, económicos y financieros, son una constante. Es paradójico, que la gran mayoría de personas, no tengamos una idea clara de lo que esto significa. Es que según, los neurólogos y matemáticos, nuestro pensamiento es lineal, es decir entendemos los hechos que discurren “normalmente”, como nuestras actividades rutinarias de comer a ciertas horas, leer los periódicos en las mañanas o hacer ejercicios en la noche. Pero los verdaderos cambios obedecen a formas exponenciales, es decir que en un periodo de tiempo, estos cambios son diferentes y distintos a lo que acostumbramos a percibir con nuestra experiencia. Por eso no es sorprendente que en este momento de crisis financiera y ecológica, nuestra capacidad de respuesta y comprensión a estos fenómenos, no tenga la claridad necesaria, para innovar lo que usualmente damos por sentado. En este caso nuestra experiencia no sirve de mucho, pues son fenómenos nuevos, que requieren respuestas nuevas y ajenas a todo lo conocido con anterioridad. Esta fijación e inercia ante lo desconocida, que involucra cambios, está también en las mentes de nuestros dirigentes políticos y gobernantes. Por eso se tarda en dar soluciones efectivas a las crisis. Es ahora el momento de crear una nueva arquitectura económica-financiera, que no solo trate de paliar los efectos devastadores de la crisis global, sino que tenemos que hallar nuevos caminos, que nos permitan salir airosos, y contrarrestar los efectos de esta pandemia financiera. No podemos seguir apostando a explotar solo nuestras materias primas sin ningún valor agregado, máxime si en este momento el precio de estos commodities, están por los suelos. Ahora nos toca crear una economía sustentable en el tiempo e inclusiva socialmente. Esta economía, tiene que basarse en la explotación racional de nuestros ingentes recursos renovables, que existen en nuestra gran biodiversidad y en una agricultura familiar, que produzca alimentos para el mercado interno y que sea eficiente en el uso de energía y del agua. Este sector junto con las PYMES, tiene que ser potenciado, porque son los que generan muchos empleos productivos y que bien administrados, pueden ser empleos con salarios dignos y permanentes. Además es tiempo de dar prioridad al cuidado de nuestro medio ambiente, para que las políticas sean bien aplicadas. Esto puede ir de la mano con la educación de todo el pueblo empezando por las escuelas para crear una verdadera conciencia ecológica, pues nuestro país tiene mucho que perder si no se toman las medidas de control ambiental oportunamente. Estas crisis nos obligan a combatir la resistencia al cambio, que es una postura mental, que muchas veces es dañina, para producir saltos cualitativos en nuestro desarrollo social, político y económico. Con una nueva óptica mental, nuestra sociedad, podría superar sus atávicos males, que se traducen en la pobreza, la corrupción, la falta de empleo, el deterioro ambiental y los malos sistemas de educación, salud e infraestructura.
Por Manuel J.Villanueva

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