martes, 21 de mayo de 2013

La chanfainita y García

En recientes declaraciones a los medios, Alan García ha salido a defender la comida chatarra o basura, comparándola con algunos de nuestros ricos potajes nacionales, tales como la chanfainita o los sabrosos chicharrones. Su argumentación falaz, es que tanto la chanfainita como los chicharrones producen el mismo efecto que los snacks, hambumguesas y otros alimentos basura, porque todos tienen mucha grasa. Pero los alimentos naturales nuestros, que pueden ser muy grasosos, tienen buena cantidad de nutrientes. Es decir son alimenticios. Pero la comida chatarra o basura, no tiene ningún componente alimenticio, más bien está compuesto con una serie de productos químicos como preservantes y aditivos que son dañinos para la salud. Estos componentes químicos producen obesidad, diabetes, males coronarios, alergias, osteoporosis y cáncer. Que sepamos la ingesta de nuestros ricos potajes nacionales, no producen estos efectos dañinos para la salud. Tanto la chanfaninita como los chicharrones, entre otros productos de nuestra rica gastronomía, no tienen esos efectos dañinos para la salud de los peruanos. La demanda de estos alimentos en el país, data de tiempos de la colonia. Por ejemplo la chanfainita, que es un plato creado por los esclavos negros, se prepara utilizando el bofe de los vacunos, papas, cebolla y aji molido. Este plato es saludable y que sepamos ningún compatriota de los tiempos coloniales fue afectado en su salud por comer la rica chanfainita. Al contrario esta alimentación le permitió trabajar duro en las largas e inhumanas jornadas laborales tanto en los cañaverales como en los viñedos. Sin tener en cuenta esta tradición culinaria nuestra que es saludable y agradable, Alan Garcia, acosado con tantas denuncias, ha salido a los medios para criticar la ley dada por el actual gobierno que regula la venta de la comida basura, de preferencia en los colegios para proteger la salud de los niños y adolescentes del país. Garcia, ha hecho una declaración política desafortunada con respecto a esta ley y no ha tenido mejor argumento que comparar estos platos peruanos con la comida basura. Si esto hubiera sucedido por ejemplo en Mexico, con la critica de un político mexicano como Felipe Calderon ex presidente de ese país, a potajes de su comida nacional como los tequeños o las enchiladas y los hubiera comparado con la comida chatarra, estamos seguros que en este supuesto, Calderón se tendría que despedir para siempre de la arena política. Es que los mejicanos son muy celosos para conservar su identidad y la defienden a capa y espada. Sin embargo en estos lares, casi nadie protesta y no defienden lo nuestro con mayor convicción. No hay que olvidar que nuestra gastronomía, es una de las mejores del mundo y que este prestigio se basa en la diversidad de ingredientes naturales que se utilizan en la preparación de los potajes de todas las regiones del país. Declaraciones tremendistas y políticas sobre la calidad de algunos platos de nuestra comida son desafortunadas por decirlo menos. El problema de la comida basura o chatarra, es algo que tiene repercusiones internacionales. En los Estados Unidos, la ingesta de estos snacks y gaseosas entre su población sobretodo joven, ha provocado una respuesta gubernamental para regular su expendio, pues estos productos ocasionan un grave problema de salud publica. Igual sucede en todos los países de América Latina. Nosotros no podemos ser la excepción de cuidar la salud de todos los habitantes del país, máxime si podemos hacer uso de los multiples platos de nuestra gastronomía. Sería interesante, que como en el Japón, muchos productos alimenticios como el ají de gallina, la papa a la huancaína, la chanfainita, entre otros, se prosecen y vendan en forma comercial pero conservando sus nutrientes y evitando el uso de preservantes y aditivos químicos. También se puede reemplazar las bebidas gaseosas con emolientes, chicha morada, limonadas y jugos de otras especies frutales. Esta en nuestra capacidad de innovación y en el franco apoyo del gobierno cambiar para bien la ingesta de nuestra dieta con la finalidad de asegurar la salud pública y además crear una seria de industrias alimentarias que utilicen nuestros variados insumos orgánicos y naturales. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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