lunes, 23 de agosto de 2010

El Huáscar en nuestros días

A raíz de la visita protocolar del ministro de defensa chileno a nuestro país y de la oferta de la posible devolución del legendario monitor Huáscar a sus legítimos dueños, el Perú, hemos leído una serie de declaraciones de políticos, diplomáticos y periodistas. Unos, encuentran plausible una probable devolución, otros apuestan al hundimiento de este barco peruano, para olvidar así las heridas que ocasionaron la invasión chilena a nuestro territorio y a la falta de previsión de nuestras clases gobernantes. También, algunos sugieren, que este preciado monitor, se ancle en el límite marítimo entre el Perú y Chile, para que sea administrado por un ente binacional. Pero lo que estos personajes olvidan, es el inveterado odio y envidia de la clase política y militar chilena hacia nuestro país, hará imposible esta devolución. En una ocasión, hace ya muchos lustros, un agregado naval peruano adscrito a la embajada de nuestro país en Santiago, nos comentaba, del odio y la envidia que era muy visible por parte de la gran mayoría de sus políticos y militares hacia nuestro país. Esto es fácil de comprobar, pues la animadversión chilena, se manifiesta en todo tiempo y circunstancia. Basta ver el comportamiento, por ejemplo del público y los réferis chilenos, en el futbol, cuando nos enfrentamos a sus equipos tanto a nivel selección como en los torneos inter clubes. Otro aspecto resaltante es el armamentismo chileno, cuyas adquisiciones de equipo militar de todo tipo, es muy superior a lo que nuestras fuerzas armadas compran para renovar sus arsenales militares. No hay duda que el armamentismo está dirigido para amedrentar a nuestro país. Pero en estos tiempos, este armamentismo con una gran fiabilidad de certeza, solo sirve para eso: labor psicológica de amedrentamiento. Por cuanto una guerra entre nuestros países, es prácticamente inviable, porque la posibilidad de una victoria contundente es muy remota, de acuerdo con lo que acontece en la actualidad en otros escenarios bélicos, tales como Irak y Afganistán. Eso no quiere decir que nos dejemos de armar. Parel contrario, debemos tener unas fuerzas armadas bien entrenadas, profesionales , con alta moral combativa y con armamento disuasivo, para enfrentar cualquier contingencia bélica. En este panorama, es difícil implorar que nos devuelvan a nuestro monitor, casa y tumba de gran Almirante Miguel Grau y toda una pléyade de heroicos marinos peruanos, que supieron estar a la altura del reto histórico que les toco vivir, para orgullo de todos los buenos peruanos. Por eso el Huáscar, todavía cautivo, debe ser traído a su heredad, que es el Perú, cuando las circunstancias históricas así lo determinen. En este siglo, tenemos que apostar también a reforzar nuestra identidad nacional, mediante la educación de calidad, para tener una masa crítica de profesionales y técnicos, que con un acendrado conocimiento humanístico y técnico, sepan desarrollar nuestras todavía ingentes riquezas naturales. Es en el desarrollo económico y no en la arena bélica, donde se está dando las batallas para liderar el Pacifico sur. Nuestra cultura, nuestra diversidad nacional, biodiversidad y nuestra población joven y trabajadora, son las mejores armas con que contamos para hacer frente al reto del desarrollo del conocimiento. Es decir estamos mejor situados que muchos países vecinos. También es muy necesario, tener con Chile, una diplomacia muy clara, pues se trata de un vecino difícil y del que nos tenemos que cuidar. No debemos caer en el facilismo de pensar en tener unos vínculos amistosos con este país, hasta que no demuestre con hechos que sus políticos y militares han cambiado cualitativamente con respecto a su relación con nuestro país. Si se dan estos presupuestos, entonces el legendario monitor Huáscar, será devuelto con honores al Perú.
Por Manuel J.Villanueva

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