viernes, 30 de julio de 2010

La guerra moderna

Finalizada la segunda guerra mundial, en 1945, las grandes potencias militares tales como Estados Unidos y la Unión Soviética, basaron su poderío armamentista, en la proliferación de armas nucleares tales como las bombas atómica y de hidrogeno. También recurrieron a incrementar su arsenal bélico con armas bacteriológicas, químicas y una serie de perfeccionados armamentos convencionales, entre los que se privilegiaba a los aviones supersónicos, tanques, submarinos, portaviones y fragatas. Este paradigma militar, fue seguido por naciones tercermundistas, entre las que se encuentran nuestros países. Quizás, por nuestros lares, este paradigma también obedecía a fomentar las compras de armamentos, apoyados en el temor a una posible agresión, para sacar buenas comisiones con estas millonarias compras.
Sin embargo a partir de la guerra de Corea y sobretodo el conflicto vietnamita, entre los años 1965 a 1975, esta paradigma armamentista ha sido borrado casi por completo, porque, el conflicto vietnamés, demostró que no es suficiente la superioridad en armamento y tecnología, lo que define la victoria, sino que lo fundamental es la voluntad, la moral, la astucia y la tenacidad de los combatientes para definir la victoria en cualquier campo de operaciones militares.
Por eso, cuando los periodistas occidentales, le preguntaron al líder vietnamita Le Duc Tho, que opinaba sobre los computadores, este respondió: “las computadoras son ingenios humanos que muchas veces solo sirven para potenciar la estupidez humana”. Esta afirmación fue hecha por el político vietnamita, en Paris, luego de la caída de la base militar norteamericana de Da Nang, en 1968, ubicada en lo que fue Viet Nam del Sur y considerada inexpugnable, por los estrategas militares norteamericanos. Esta base militar, fue diseñada y construida, utilizando los últimos adelantos tecnológicos de la electrónica e informática. Los estudios previos para la construcción de esta base militar, fueron hechos por científicos y expertos de alto nivel, cuyo pronóstico era la certeza de su invulnerabilidad. Pero los hechos desmintieron esta predicción, pues Da Nang, cayó en manos del vietcong, que utilizaron para esta proeza armas ligeras y morteros. Igualmente en esta década, el ejercito irregular de Hezbollah, en el Líbano, derroto militarmente al poderoso ejército israelí, que hasta ese entonces estaba invicto en sus sucesivos enfrentamientos con los ejércitos árabes y palestinos. El Hezbollah, utilizo motocicletas artilladas con lanzacohetes RPG, que aniquilaron a una serie de tanques y blindados judíos, causaron muchas bajas israelíes y también tomaron prisioneros. Tanto los vietcong como los combatientes del Hezbollah, usaron los ya míticos fusiles Kalashnikov.
Por eso, estas experiencias, nos deben servir para que tengamos unas fuerzas armadas, con efectivos en todos los niveles, que estén bien entrenadas, dotadas de una alta moral combativa, profesionales y con capacidades y conocimientos teóricos y prácticos de las estrategias y tácticas empleadas por los grandes teóricos militares tanto nacionales como extranjeros. Es muy aleccionador por ejemplo estudiar a Sun Tzu, Mao Tse Tung, Vo Nguyen Giap, V. Vassiliesky, G. Zhukov y al peruano José del Carmen Marín, fundador del CAEM. Estas capacidades humanas son las que en última instancia definirán cualquier conflicto bélico y no el armamento por muy sofisticado que este fuera.
Por Manuel J. Villanueva

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