lunes, 12 de julio de 2010

La falibilidad de las ideologías

A pesar que en el presente siglo, las ideologías están un poco relegadas del discurso politico, hay muchos políticos que, casi siempre por intereses subalternos, tratan de invocar la vigencia de su ideología, para explicar algún tipo de ocurrencia o fenómeno que sucede en estas épocas de crisis y grandes cambios. Sin embargo, la tan anunciada vigencia, no es tal, pues las condiciones actuales son tan diferentes a lo que era nuestra sociedad de solo fines del siglo XX. Estamos viviendo una era donde se está imponiendo el pensamiento científico y tecnológico. A esto hay que sumarle también, la creciente incidencia de los asuntos ecológicos en todo tipo de discurso político e ideológico, así como un nuevo enfoque al conocimiento económico e histórico. Las grandes crisis ecológicas, que afrontamos, como el calentamiento global y los permanentes desastres ecológicos, tales como el reciente derrame de petróleo en el golfo de México y las agresiones a nuestro medio ambiente, por los derrames de petróleo en nuestra selva y el envenenamiento de nuestros ríos serranos, por los relaves mineros, son una muestra de nuestra agonizante realidad. También es perentoria la necesidad de recrear nuestro incipiente conocimiento histórico, para hallar nuestra verdadera identidad como nación. Estas agresiones ecológicas que afectan a todos los seres vivos, especialmente a los humanos, tienen necesariamente que ser incluida en cualquier discurso ideológico. También es indispensable agregar a este conocimiento un cabal estudio histórico que está ausente en nuestra cultura. Esto es una demostración de la falibilidad de todo tipo de conocimiento y plantea un serio problema epistemológico. Las ideologías son por definición, cerradas y por lo tanto dogmaticas, pues obedecen a una creencia que para sus seguidores es inmutable. Esta postura es anticientífica y solo puede ser sostenida por quienes se sienten identificados con sus principios.
Según el filosofo Mario Bunge, las ideologías, son sistemas de enunciados facticos y juicios de valor, que sirven de inspiración a grupos o movimientos políticos. La idea aceptada es que todos los enunciados ideológicos son falibles, pues a diferencia del conocimiento científico, sus enunciados son cerrados y esto hace que haya la certeza de que estén errados. Casi todas las ideologías políticas, son obra de algún personaje, que se siente iluminado y por este hecho, no tiene en cuenta el rigor de la formulación de enunciados, que tengan la posibilidad de ser demostrables. Por eso, el dogmatismo que es una forma de evitar la contradicción, es una gran herramienta que sirve para hacer perdurable una serie de ideologías, a pesar de los cambios que experimenta la sociedad.
Las ideologías sirven de apoyo a grupos políticos para medrar y el líder que la propugna para a ser un iluminado, al que se lo considera infalible. Este hecho factico demuestra el dogmatismo que es el ropaje ideal de muchas ideologías, En cierta forma se construye una cultura política, entendida esta como un conjunto de creencias, costumbres heredadas y que son defendidas por los componentes de estas agrupaciones política. Se crea así mitos de infalibilidad. Este enfoque, se conoce en la ciencia como paradigmas. Según Thomas Kuhn, los paradigmas, son realizaciones científicas universalmente reconocidas que por cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica. Sin embargo estos paradigmas no son eternos y cambian de acuerdo al avance científico. Por ejemplo la creencia Ptolemaica, de que el sol gira en torno a la tierra, fue desahuciada siglos después por la teoría heliocéntrica del científico polaco Nicolás Copérnico, en el siglo XVI. Por eso hay que tener cuidado cuando se trata de defender ideologías que pertenecen al siglo pasado, pues a todas luces, ya no tienen vigencia y no resistirían un cuestionamiento y análisis serios.
Por Manuel J. Villanueva

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