miércoles, 3 de mayo de 2017

La reconstrucción del país

El paso avasallador del llamado 'niño costero' ha dejado mucha destrucción, muerte y calamidades de todo tipo, sobre todo en el norte del país y Lima. Pero también este desastre ha desnudado nuestra precaria organización para si no preverlos por lo menos enfrentar en forma eficiente este tipo de eventos. Lamentablemente los diferentes variedades de este fenómeno, serán más recurrentes y con mayor intensidad, en el transcurso de estos años. Según un reciente estudio, nuestro país, soportara otro fenómeno del Niño, a fines de este año o a inicios del 2018. Es decir lloverá sobre mojado. Quizás este futuro Niño, sea de mayor duración y muy intenso. Esperamos que no suceda algo de esta magnitud porque el castigo climático que hemos experimentado en estos meses ha sido muy grave y recién nos estamos organizando para hacer la reconstrucción del paso destructor del Niño costero en el norte del país y Lima. Gran parte de la infraestructura vial se ha destruido, así como miles de viviendas y muchos edificios han caído al suelo. La ocurrencia de este fenómeno, ha sido muy intensa pero relativamente de poca duración. Si este fenómeno hubiera tenido más tiempo de duración, quizás la destrucción habría sido significativamente mayor. Es decir con mayor intensidad, este evento hubiera causado gran destrucción y mortandad en estas zonas del país. Todavía estaríamos sufriendo grandes problemas de viabilidad, desabastecimiento, muertes, desapariciones, epidemias y destrucción de pueblos enteros. Felizmente no ha tenido esa magnitud y ahora es el tiempo de la reconstrucción del país y de realizar una mejor gestión del territorio. Se calcula que para llevar a cabo esta reconstrucción se necesitaran por lo menos una inversión de 20 mil millones de soles y un plazo de ejecución de 3 años. Este gran monto, nos demuestra que la Naturaleza, cuando es herida por la insania humana, sabe pasar la factura, en este caso una gran factura porque se trata de hacer mucho trabajo de ingeniería y construcción. Sin embargo, si se hubiera previsto con tiempo este tipo de calamidades, la cifra de inversión hubiera sido quizás la décima parte. Ojala que la inversión a llevarse a cabo para estas labores de reconstrucción se haga con transparencia para evitar actos de corrupción, que siempre se dan cuando hay urgencia de hacer obras en el menor tiempo posible. Estos fenómenos climáticos son crónicos en nuestro país y en el centro cada año hay lluvias y huaycos, que causan serios problemas de transitabilidad. Las consecuencias de su paso por esta zona, son el corte de la carretera central que une a Lima con Junin, Huanuco, Cerro de Pasco. Esta via es muy importante para el abastecimiento de alimentos que demanda una gran ciudad como es Lima. De estas regiones provienen la mayor parte de alimentos perecibles preferentemente, que se distribuyen a los mercados de abastos de Lima. No es posible que a pesar de conocer que van a suceder estos fenómenos los gobiernos de turno no hayan tomado las adecuadas previsiones, por lo menos para minimizar sus efectos y evitar el cierre casi anual de esta importante carretera. Es decir no aprendemos de nuestros errores y después que pasan los huaycos hay que realizar nuevamente obras de ingeniería para restaurar las carreteras colapsadas, que duran solo hasta que se repita cíclicamente nuevos deslizamiento de tierras piedras y lluvias en el lapso de doce meses. Igual ha sucedido en Trujillo, Huaraz, Lambayeque, Piura y Tumbes. En estas regiones las persistentes lluvias y las avenidas de lodo y piedra, han cortado en diferentes secciones la carretera panamericana y destruido varios puentes como el que está ubicado sobre el río Viru, que se ha venido abajo. Toda esta destrucción vial ha paralizado el transporte en esta importante carretera. No puede ser que por casi un mes, la panamericana norte estuviera interrumpida, para el transporte de pasajeros y carga, por ejemplo de Trujillo a Lima. También en estas zonas se han destruido miles de casas, principalmente porque han sido edificadas en quebradas y otras zonas sensibles a estas calamidades climáticas. Lo prudente de ahora en adelante es no construir ninguna vivienda en estas zonas y en cuanto a las carreteras y puentes, se deben diseñar y construir otros sistemas de protección para minimizar la erosión y destrucción que trae consigo las avenidas de agua, lodo y piedra durante estas ocurrencias climáticas. La tarea de la reconstrucción es vital pero requiere de dirección y gestión adecuadas. También es indispensable que haya una buena planificación de las actividades de reconstrucción y previsión de desastres climáticos. Creemos que existen personas técnicas capaces, idóneas y honradas, para que se hagan cargo de estas obras y lo finalicen en el tiempo señalado. Ahora existe una gran cantidad de información estadística que puede servir en estas tareas. La lección que nos deja el paso del niño costero, aunque traumática es que debemos estar prevenidos y protegidos para que los futuros ‘niños’ no alcancen una gran magnitud de destrucción de infraestructura, viviendas, desabastecimiento, muertes y enfermedades entre los millones de pobladores de estas zonas que han sido afectadas recientemente. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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