lunes, 26 de diciembre de 2016

Cuando no sea tu dinero

Esto viene a colación por la forma como muchos funcionarios, especialmente públicos, gastan el dinero asignado en compras o proyectos de infraestructura y construcción, sin la debida prudencia y decencia. En la obra fundamental de Víctor Hugo, 'Los miserables' aparece un personaje religioso, el obispo de Digne, que por sus méritos cristianos y profesionales, fue elevado a esta categoría, después de haber sido por muchos años un simple párroco de una provincia francesa. Este sacerdote siempre tuvo en cuenta los valores cristianos de solidaridad, amor al prójimo y una gran empatía para con todos, especialmente con los más necesitados. Esta promoción, también significaba, el aumento de su salario en forma significativa. De los mil francos que ganaba como sacerdote ahora tenía un ingreso de 5 mil francos mensuales. La hermana del nuevo obispo y su asistenta, que atendían y acompañaban a este clérigo, se alegraron mucho porque sintieron que llego el momento de disfrutar de mayores comodidades y mejor alimentación, con este aumento del salario. Sin embargo este obispo, dio instrucciones precisas para que el dinero extra de 4 mil francos sea destinado a la ayuda de los más necesitados y que con su antiguo sueldo de mil francos, era suficiente para seguir viviendo adecuadamente, porque este monto, era suficiente para el sustento de las tres personas. Este es un gran ejemplo no solo de caridad cristiana sino de decencia personal para no aprovecharse del dinero extra, por muchos méritos y justificación, que se tenga. En este caso hablamos del sueldo del obispo y no de los dineros para comprar bienes o servicios. Estamos seguros que este prelado, hubiera destinado el presupuesto asignado a su obispado con mayor rigor, pulcritud y transparencia y honradez, haciendo ahorros en todo lo comprado o gastado. Sin embargo en nuestro país, muchos funcionarios, se basan en lo que dice la ley o normas de gasto, para efectuar por inercia, desembolsos, abusando de esta facultad. Es decir estas personas tienen la costumbre de gastar todo lo que les es permitido, por ley o por las normas que definen los gastos de una entidad. Esta forma de administrar el dinero de una entidad se ha hecho un vicio cuando debería ser una virtud que redundaría en beneficio de todos. A veces gastar sin prudencia puede ser ocasión para caer en el terreno de la corrupción. Esta lacra es muy perniciosa y es la causa del atraso de muchas organizaciones y en suma del país entero. Si tienen como facultad gastar mil soles, entonces gastan los mil soles, pero esta modalidad debe cambiar y siempre buscar reducir el gasto hasta donde sea posible. Es que cuando no es nuestro dinero, hay siempre la tendencia de dilapidarlo sin freno. En el caso de las tristemente canastas navideñas compradas por el congreso a 920 soles cada canasta, se ve un afán de despilfarrar el dinero de todos los peruanos. Aunque, el congreso tenga la autorización de gastar este monto, lo más racional, era limitarse a comprar canastas navideñas de 300 soles cada una. Esta cifra es el promedio del valor de una buena canasta navideña en el mercado limeño. En todo orden de cosas todos las personas que tengan la facultad de gastar dinero que no les pertenece directamente, lo deben hacer con ponderación, prudencia y siempre buscando hacer ahorros en beneficio de su institución, de los accionistas y del país. Esta cultura del gasto prudente debe ser un habito que deben practicar todos los que trabajan en cualquier corporación, institución o empresa. La austeridad en el gasto es siempre bien recibida por todos y es uno de los factores principales del progreso y desarrollo de cualquier institucion. Con esta política se optimiza los costos y gastos de cualquier entidad y que hace posible conseguir sustanciales ahorros. La reducción de gastos trae muchos beneficios no solo a la entidad en la que uno labora sino a los mismos empleados o funcionarios. Según la administración japonesa, la reducción de gastos siempre es posible solo depende de las personas que quieran hacerlo. También la escrupulosidad en el manejo del dinero ajeno, es una señal que los que la administran tienen valores morales y saben respetar su nombre y su apellido que es la mejor riqueza que toda persona tiene, debe respetarla y que no debe ser manchado por malos manejos cuando se tiene que gestionar el dinero ajeno. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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