sábado, 7 de febrero de 2015

Océanos muertos

La acción humana sobre los océanos los ha herido de muerte, porque tanto la fauna como la flora marinas están desapareciendo constantemente. Es alucinante la forma como ensuciamos todos los días los océanos del mundo. Por ejemplo, en el Atlántico Norte, ya existe una extensa área ocupada por los desechos de plásticos que arrojamos con toda impunidad a los mares. Además el plástico, es mortal para muchas especies marinas, que ingieren estos materiales, como alimento letal. Esto destrucción marítima se ha confirmado mediante un informe hecho por científicos marinos, que han tomado muestras de miles de fuentes y han concluido que los humanos estamos en el límite de cometer un catastrófico daño a la vida marina de todo tipo. Esto significa que estamos al borde del precipicio de un evento de extinción masiva de especies en todos los Océanos del Mundo. Sin embargo, según este documento científico, todavía podemos revertir esta calamidad, porque afortunadamente los Océanos no han sido tan depredados como los territorios continentales, donde el hombre destruye todo tipo de recursos a costa de la eliminación de muchos ecosistemas, con la desaparición de la flora y fauna terrestres, además de la contaminación del aire y del agua dulce. Pero la salvación de los océanos y todos los seres vivientes que aloja, podría ser posible si se toman medidas de protección en forma urgente. Sin embargo, hasta la fecha, el desconocimiento que los hombres de ciencia tienen sobre los océanos es todavía muy grande por eso la evaluación que hacen sobre el estado de los mares, no es tan satisfactoria y porque también por este motivo, hay cierta incertidumbre sobre la certeza de sus conclusiones. Esto se debe porque es mucho más complejo analizar y evaluar la vida y supervivencia de todas las especies marinas que están en amplias zonas geográficas y muchas veces a considerable profundidad, que estudiar las especies que viven en tierra firme. Otro inconveniente para dar conclusiones con gran certeza es que los cambios varían considerablemente de un océano a otro, por lo que no se pueden realizar extrapolaciones basadas en datos de una región marina a otra del planeta. Pero la escasez de una serie de especies marinas como las que enfrentamos en nuestro mar, con la anchoveta, es un llamado de atención para que la extracción de especies marinas se haga con mayor técnica y respetando las dimensiones de los peces para propiciar su reproducción. También muchas especies marinas, que podrían servir para el consumo humano, son desechadas por los pescadores y arrojadas al mar. Todo esto debe cambiar a la par que la pesca de anchoveta debe servir en su casi totalidad, para consumo humano y no para producir harina de pescado, que se exporta para engordar a chanchos, aves y otros especies domesticas del extranjero. Esto es una demostración más de cómo los humanos perjudicamos a la vida marina, en grado creciente. Los recursos marinos, son una buena fuente de ingresos para muchas empresas, que no invierten un sol, en la materia prima que son los peces. Simplemente tienen que dotarse de flotas de barcos con sus aparejos de pesca para lucrar, con la permisividad de las autoridades. Es decir esto no se puede llamar negocio, porque no hay riesgo en la inversión, salvo la limitante de la escasez de peces, pero causada por la voracidad de los pescadores, que quieren retornos de su dinero en el menor tiempo posible. Sin embargo la notable declinación de la pesca en todos los mares del mundo es ya un llamado de atención, para que las faenas marinas se hagan con mayor eficiencia evitando la extinción de todas las especies de esta fauna. Hay una sobre explotación de una serie de especies marinas, como las sardinas del mar Mediterráneo, los salmones del Océano Atlántico y nuestra anchoveta, entre otros seres vivos del mar. Además la ocupación del ser humano de las costas hace que muchas especies estén al borde de la desaparicion, tal es el caso del sabroso muy muy, cuyo hábitat se ubica en las arenas de las playas, pero la población humana, invade estas áreas y elimina con sus pisadas el hábitat de esta especie. Los humanos en otras latitudes, destruyen los corales, que han visto disminuidos su extensión en un 40%. La invasión de bañistas y tablistas a las zonas costeras tiene un efecto dañino en muchos hábitats que deben ser respetados para que existan otras especies animales. Por otro lado, el cambio climático vigente que es producido por el consumismo humano, aumenta la temperatura de las aguas de los océanos y esto altera sus temperaturas. Muchos peces que viven en aguas frías, ahora tienen que migrar de sus zonas de vida natural a otras zonas en busca de estas aguas. Los ecosistemas marinos son muy frágiles, tales como los referidos corales, las arenas, los manglares, que están siendo reemplazados por criaderos de peces y mariscos, para satisfacer la creciente demanda de estas especies, pero con el pasivo de malograr los ecosistemas naturales. Además es lamentable el uso de una serie de vehículos náuticos a motor que inundan las zonas costeras, en su mayoría para uso de esparcimiento. El ruido de los motores, la basura producida por este parque automotor y las huellas en las diferentes playas son tambien agravantes para que las especies marinas no se reproduzcan como antes. Por eso el lema actual debe ser: Conservemos los mares y no depredemos a sus especies. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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