miércoles, 7 de agosto de 2013

El poder es una adicción

Era una sana costumbre en tiempo del imperio romano, hacer recordar a sus cónsules, generales victoriosos, que paseaban enhiestos en olor de multitud, que simplemente eran mortales, como cualquier persona corriente. Así se mitigaba, la soberbia y la vanidad de estos personajes, que lo podían casi todo. Eran los heraldos de la vida y la muerte de miles de personas a su mando. El poder que tenían era casi absoluto. Pero esta advertencia de la finitud de la vida no alcanzaba al Cesar. Toda esta reminiscencia, se replica todavía en nuestros días. Las personas con mucho poder se creen inmunes a todo tipo de cuestionamientos y criticas. Creen que están por encima del bien y del mal. Toda esta adicción inhumana, es alimentada por los sobones de turno, que les hacen creer que su palabra es ley y que sus ideas y actos son insuperables. Esto nos recuerda a la corte del emperador Nerón, quien tenía una serie de cortesanos que le mentían que era un gran poeta y mejor músico, Pero el más inteligente de sus allegados, Petronio, utilizaba su imaginación y astucia para, con sus lisonjas, sacar de Nerón muchas ventajas. Por esta habilidad Petronio era odiado por los otros sobones que eran gente sin mucho vuelo mental. Esta nube de cortesanos, siempre rodean a los políticos y hombres de negocios que han alcanzado sus metas u objetivos, sin reparar en los medios utilizados. Hay una gran cantidad de personajes, sobretodo en el ámbito político, que creen que pueden hacer lo que les venga en gana, porque son unos predestinados y están por encima de leyes, hábitos y valores que son los cimientos en que descansa toda sociedad racional y humana. En Italia, el exitoso hombre de negocios y político Silvio Berlusconi, uso el poder en forma indebida. Son conocidos una serie de escándalos sexuales protagonizados por este personaje y también muchos actos de corrupción para favorecer a sus empresas desde el poder político. Igualmente, el francés Dominique Strauss-Kahn, que fue director gerente del FMI, tenía un futuro brillante como político del partido socialista francés, está envuelto en un juicio por proxenetismo agravado, por organizar y participar en orgias con prostitutas de varios países. A pesar de que tenía un promisorio futuro como político que bien lo habría llevado a ser elegido presidente de su país, en vez de Francois Hollande, sus debilidades eróticas lo han hecho caer en el abismo del desprestigio. Esta clase de personas abundan en todo el mundo, sin importar raza, religión o nacionalidad. Son celebres los vicios del dictador Idi Amin Dada de Uganda o de Muammar Kadaffi que gobernó Libia por más de 30 años. Ambos personajes gastaron superlativas sumas de dinero de su pueblo en lujos desmedidos, excesos sexuales, genocidio y abuso desmedido de poder contra sus rivales políticos. Nuestro país, no podía escapar a esta tendencia de los que detentan el poder. Son muchos las personas que después de haber tenido éxito en los negocios o en su carrera profesional, buscan incursionar en política, para satisfacer su ego, pues consideran que ascender a un alto cargo político, significa el último peldaño de su escalera de proyección personal. No les interesa a estas personas, los principios o los valores para ascender. Si es necesaria alguna alianza para alcanzar su victoria, la ejecutan sin tener en cuenta principios, valores y coherencia. Muchos de estos hombres son inteligentes, pero sus bajas pasiones se incrementas en proporción directa a su capacidad intelectual. Se convierten en seres que cometen una serie de tropelías en su vida privada. El consumo de drogas y los placeres sexuales con hermosas mujeres que son damas de compañía, suele ser frecuente. Les gusta cometer estos actos porque no piensan en las graves consecuencias que pueden tener si son descubiertos. Para eso utilizan todos los medios a su alcance para apagar el fuego del escándalo que bien puede acabar con su carrera pública. Pero como todo acto humano, el poder tiene su lado débil y más temprano que tarde se ventila estos actos inmorales ante la opinión pública. Es decir nada hay oculto bajo el sol. Todo se sabe y este conocimiento puede ser la caída sin retorno de los que tienen muchos apetitos por alcanzar el poder. Este ejercicio del poder, no tiene límites y es una verdadera adicción. Las personas contagiadas con esta enfermedad, solo buscan todos los días más poder para sentirse satisfechos de sus vidas. Los desastres personales, como pueden ser tener una familia destruida, hijos mal encaminados, enfermedades, etc., no cuentan para estos personajes. Su embriaguez les dura mucho tiempo pero esta vida de intolerancia, les pasara la factura y allí se verán solos, abandonados y sin ningún apoyo amical y moral., Solos y abandonados, pasaran el resto de sus días añorando las veleidades que tuvieron con el poder artificial de la política. Pero muy bien estas personas pueden estar presos de por vida o condenados a muerte como muchos presidentes, reyes y emperadores, que se creyeron dioses cuando estuvieron en la cima del poder. Es que el poder es la más terrible de todas las enfermedades del alma humana. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente artículo. Este siempre ha sido un tema controversial. El que tiene poder tiene una gran responsabilidad para hacer uso adecuado de él, sin embargo muchas veces se muestran casos como estos.