martes, 18 de junio de 2013

Medio ambiente y la guerra con Chile

La indiferencia casi total de parte de las autoridades que nos gobiernan actualmente y de la poblacion de las grandes urbes, se parece a lo que sucedió en la guerra con Chile, que duró desde 1879 hasta 1883, es decir casi cuatro años. En esos tiempos las elites que vivian en Lima y otras ciudades costeñas, nunca pensaron que la guerra iba a tocar las puertas de sus casas. Pero esto ocurrió. Los chilenos invadieron nuestra patria, casi impunemente, mas por la falta de previsión de nuestros gobernantes que por meritos militares de Chile. Lima que era una fiesta, se transformo en un cementerio de temor e incertidumbre por la presencia de las hordas chilenas. El pueblo como siempre puso el pecho en defensa de la patria, acompañado de nuestros héroes tales como Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Leoncio y Grocio Prado, Andrés Avelino Cáceres, Alfonso Ugarte y otros patriotas que dieron todo por salvar la dignidad del Perú. El coronel Francisco Bolognesi, que murió a los 64 años, parecía en sus últimos días, un hombre de más de 80 años. Quizás el peso de la responsabilidad y su preocupación por salvar al país, dejo huellas en su fisonomía egregia. Ahora nos enfrentamos a otro enemigo, más sutil pero quizás más pernicioso, para nuestra supervivencia como sociedad, que se relaciona con la degradación del ambiente, en muchos parajes de nuestra costa, sierra,selva y el mar de Grau. Los que vivimos en las grandes ciudades, en especial los que habitan Lima, no han tomado conciencia, como sucedió el siglo XIX, de que las consecuencias del deterioro ambiental también los afectaran. Ahora, los citadinos, en su mayoría, apoyan por ejemplo la explotación de nuestros recursos mineros e hidrocarburos, sin pensar en las graves consecuencias sociales, políticas, ecológicas y económicas. Piensan que las explotaciones de estos recursos deben hacerse sin tener en cuenta lo grave que podría ser para el medio ambiente seguir con este modelo económico extractivista. No solo es la degradación del ambiente, sino también, es el deterioro de la vida de las poblaciones aledañas, que tiene que sufrir permanentemente la contaminación de todo tipo y que afectará su forma de vida, en armonía con la naturaleza y la conservación de los recursos valiosos como el agua y el oxigeno. Además, vivimos en una era de calentamiento climático que es consecuencia de la forma como malgastamos los recursos de la tierra, para satisfacer un consumismo irracional, preferentemente, de los países ricos. Las consecuencias de este calentamiento global, que tiene que ver también con la explotación de los minerales e hidrocarburos, es la subida de la temperatura promedio mundial y con ella el aumento del nivel de los mares, que provocara la desaparición de muchas islas-naciones en el corto plazo. Además se ha comprobado que los nevados que todavía quedan en nuestra cordillera, desaparecerán en los próximos 20 años. En vez de tener la bella cordillera blanca, tendremos una sombría cordillera negra, para siempre. Pero no solo se trata de la belleza de nuestros nevados sino que estos glaciales, son el origen de casi todos los ríos del país, en especial los que alimentan a las pequeñas zonas agrícolas de la costa. La falta de agua dulce, podría provocar en el mediano plazo, graves desabastecimientos de agua en Lima y Trujillo, por ejemplo. Es decir que la degradación ambiental, también tocara nuestras puertas que ahora están cerradas por la indiferencia y por pensar, que nunca seremos afectados. Que las protestas que se realizan por ejemplo en Cajamarca, Celendín y Bambamarca, obedecen a consignas y manipulaciones de personas interesadas en que no haya “progreso”. Además se les llama anti mineros, pero la realidad de lo que sucede en estas ciudades cajamarquinas es diametralmente diferente. Estas poblaciones luchan por el agua pura, por el oxigeno, por su tranquilidad y por conservar su forma de vida, que los mantiene desde hace siglos. En estos tiempos de grandes cambios, como el climático, tenemos que asegurar también nuestra supervivencia. No podemos esperar como en tiempos de la guerra con los chilenos, que el ruido de la contaminacion y la falta de agua y oxigeno puro invada nuestra “tranquilidad”, por falta de previsión y coraje para enfrentar esta situación que es de urgencia nacional. Esperamos que el gobierno tome cartas en el asunto para proteger realmente el ambiente. Esto parte por una clara decisión política. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blospot.com

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