Klaus Fuchs, el científico espía

Cuando el 29 de Agosto de l949, la Unión Soviética detono su primera bomba atómica en el polígono de Semipalatinsk, Kazajstan, el entonces presidente norteamericano, no creía esta noticia. Es que los científicos nucleares americanos y la inteligencia del mismo país, le habían asegurado, que los soviéticos tardarían unos 10 años para producir armamento atómico. Es decir que este logro por parte de los soviéticos, recién se concretaría en 1959. Pero Truman, recibió un demoledor golpe, cuando sus consejeros, de informaron que este ingenio nuclear, tenía las mismas características y parámetros que las bombas atómicas norteamericanas, explotadas en 1945. El análisis de esta información arrojo como respuesta que los soviéticos habían robado esta información altamente secreta y clasificada. Las investigaciones sobre la fision del átomo de uranio, empezaron en la década de los años 30, en Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética. En este terreno científico, quienes llevaban la delantera eran los alemanes, porque tenían entre sus filas de científicos a grandes sabios como Albert Einstein, Klaus Fuchs y Otto Hahn. Este científico obtuvo pruebas contundentes de que la fisión nuclear, hacia posible desarrollas nuevos tipos de armas. Felizmente este desarrollo atómico en Alemania se vio frustrado, por la deserción de muchos científicos tales como Einstein y Klaus Fuchs, asi Adolfo Hitler, vio frustrada sus ambiciones, que de otra forma podría haber cambiado el giro de la Segunda Guerra Mundial. Fue Albert Einstein, quien advirtió al entonces presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, de priorizar el desarrollo de la tecnología atómica. Esta valiosa información fue tomada en cuenta y Estados Unidos, inicio el proyecto atómico denominado Manhattan, liderado por el físico norteamericano Robert Oppenheimer, quien tenía la capacidad científica y administrativa necesarias, para gestionar y dirigir a un verdadero ejército de científicos de primer nivel, ingenieros, técnicos y militares. Las instalaciones secretas para realizar este proyecto estuvieron ubicadas cerca de la población de los Álamos, en el estado de Nuevo Méjico. La financiación del proyecto ascendía a 25 mil millones de dólares actuales. Realmente una cifra de dinero muy elevada para esos tiempos. Entre los más destacados científicos, se encontraba el alemán Klaus Fuchs, que en su juventud había militado en el partido comunista alemán. Este hombre de ciencias había sido reclutado por la inteligencia soviética, desde 1941, para informar sobre los desarrollos atómicos que pudieran hacer los norteamericanos. Cumpliendo su papel de espía, mas por sus convicciones políticas que por dinero, Fucha, el 13 de Junio de 1945, es decir 12 días después de haber sido montada la bomba atómica en una estructura para luego ser detonada, informo a los soviéticos de la inminente explosión nuclear en Álamo Gordo. Todo esos movimientos secretos norteamericanos, eran conocidos por Stalin y otras autoridades soviéticas, por eso en la reunión de los aliados en Potsdam, entre Truman, Churchhill y Stalin, luego de la detonación de los norteamericanos, el jerarca soviético se mostro muy sereno lo cual desconcertó a los dos gobernantes occidentales. El 20 de Agosto de 1945, la Unión Soviética, puso en ejecución su proyecto atómico liderado por el científico Igor Kurchatov y el comisario político Lavrenti Beria. Este comisario, entorpeció mucho al proyecto, por su ignorancia en asuntos atómicos. Pero el grupo de científicos soviéticos no cejaron en su afán de crear este armamento, contando con la invalorable ayuda de Klaus Fuchs. Estos datos permitieron no cometer errores garrafales y así ahorrar tiempo para culminar su empeño. Sin embargo, la inteligencia americana luego descubrió, este acto de espionaje, que le valió a Fuchs, estar preso por espacio de 14 años. El cargo fue espionaje a favor de una potencia extranjera. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Facebook: manuel j villanueva