martes, 5 de enero de 2010

El Niño Dios de Pumarume en Trujillo

Una de las más bellas tradiciones culturales y religiosas celendinas, es la veneración del Niño Dios de Pumarume. Esta efemérides, se efectua todos los meses de Enero. En Celendín, más propiamente en el paraje de Pumarume, muy cercano a la ciudad de Celendin, se realizan con mucha devoción, las festividades religiosas en honor a este milagroso Niño Dios. Las anécdotas y el origen de la aparición de esta imagen, datan del siglo XIX. Una de ellas se refiere al descubrimiento, por un comerciante celendino, de esta imagen, que en una noche de luna, en un camino desolado, camino a la costa y en medio de un silencio sepulcral, escucho un melodioso silbido, que rompió con la monotonía del momento. El descubridor, llevado por la curiosidad, se acerco hacia el lugar donde partía el grato silbido, y para su gran sorpresa, encontró a la imagen de un niño, cuyos labios eran a todas luces las de un niño en actitud de silbar. Fue tanta su emoción, que dejo todos sus proyectos comerciales y enrumbo camino a Celendín. Pero como este personaje vivía en Pumarume, construyo una humilde capilla para rendir culto al Niño Dios. Desde ese tiempo, a esta niño se lo conoce como el Niño Dios de Pumarume, y hay testimonios de muchos milagros y parabienes para los que acuden a su santuario. Pero las tradiciones son las que amalgaman a los pueblos y sirven para mantener la unión de los que pertenecen a una región, en este caso Celendín. Por esto los celendinos residentes en Trujillo, organizan desde hace más de 5 años estas festividades en su local institucional. Este año los residentes celendinos que habitan en Huanchaco, son los encargados de organizar la novena al Niño de Pumarume, las vísperas y el día central, en coordinación con la ACRET o la Asociación de Celendinos residentes en Trujillo. El programa empieza el 7 de Enero y culmina domingo 17, que es el día Central. Ese día, se realizara la procesión del Niño Dios de Pumarume por los alrededores del local de la ACRET y luego se degustara una serie de potajes celendinos, tales como el mote puspo, el picante de cuy, el dulce de chiclayo, la miel de caño con queso y otras delicias propias de la gastronomía celendina. Pero como es natural, el culto al Niño Dios de Pumarume, no solo atrae a los descendientes de celendinos, preferentemente niños y adolescentes sino que también a muchos niños y jóvenes trujillanos. Esto demuestra que las bellas tradiciones, también sirven para unir y mejorar la convivencia de muchos trujillanos.
Por Manuel J. Villanueva

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