lunes, 30 de octubre de 2017

Gerentes exitosos, funcionarios fallidos

El actual gobierno privilegio el nombramiento de muchos gerentes y ejecutivos que eran eficientes en el sector privado para dirigir ministerios e instituciones de la administración pública. Todos los medios y politólogos, comentaban que este era un gobierno tecnocrático y que las funciones y tareas de la administración pública estaban en buenas manos. Pero sucede que después de 15 meses, el gobierno de PPK, ha tenido que aceptar la renuncia, de muchos de estos tecnócratas. Fernando Zavala, fue primer ministro, Alfredo Thorne, estuvo en el MEF, Álvaro Quijandria, en Proinversion, Pablo de la Flor, jefe de la autoridad para la reconstrucción con cambios y Aníbal Sánchez, como directivo del INEI, organizo y dirigió el reciente censo de población en todo el país. Sin embargo estas personas que tienen muchos pergaminos por su destacada actuación en la empresa privada, no hay dado fuego en la administración publica. A pesar que es comentario general que las entidades públicas son ineficientes al contrario de las privadas, era fácil colegir, que estos ejecutivos iban a realizar una gran labor en las organizaciones del estado bajo su administración. Pero no se trata de personas, sino de la forma como se estructuran las organizaciones estatales y sus diferentes alcances y conexiones con el país y sus instituciones. Es que todos estos cargos, tienen una gran influencia política que se tiene que considerar. Los políticos, de oposición, tratan en la mayoría de los casos de obstruir el trabajo de los ministros y altos funcionarios. Esto esta patentizado por las declaraciones de Zavala, cuando fue primer ministro. El entonces primer ministro se quejó del congreso, por la forma obstruccionista como operaba y ponía trabas a todas las iniciativas legislativas del poder ejecutivo. Estas declaraciones, que en una empresa privada, se hubieran hecho, habrían servido para, eliminar a los funcionarios obstruccionistas. Pero en el congreso, estas afirmaciones, causaron un verdadero escándalo y los opositores, afirmaron que no eran obstruccionistas. Todos estos dimes y diretes, solo sirvieron para demorar la ejecución de los planes del ejecutivo. También en el caso de Alfredo Thorne, cuando fue ministro de Economía, una de sus declaraciones, sacadas de contexto por la oposición, sirvió de pretexto para su posible censura. Thorne, para evitar esta censura, tuvo que renunciar. Igual suerte ha corrido Pablo de la Flor, como autoridad de la reconstrucción con cambios. En este caso, los gobernadores de los departamentos afectados y muchos alcaldes, cuestionaron su trabajo, solo por el afán político de tener en sus manos los jugosos presupuestos para hacer cualquier tipo de obras con tinte político, porque se acercan las elecciones del 2018 para elegir gobernadores y alcaldes a nivel nacional. El directivo del INEI, Aníbal Sánchez, fue utilizado como pararrayos por el gobierno, debido a los múltiples errores que hubo en el reciente censo de población. La oposición pidió su cabeza, sin evaluar seriamente la magnitud de hacer un censo donde se iba a contactar con más de 30 millones de personas. Estamos seguros que ningún congresista aprofujimontesinista, está en la capacidad de hacer mejor esta gran tarea. Pero de lo que se trata es de poner en aprietos el gobierno y debilitarlo aún más. Los renunciantes, que son altos ejecutivos en diferentes organizaciones privadas, han fallado en la administración publica, porque les falto manejo político y astucia para poder mitigar los maquiavelismos de la oposición, que no ve lo positivo de las acciones gubernamentales sino su intención es hacer una tempestad en un vaso de agua, con la finalidad de ganar dividendos políticos. Es decir a los políticos de oposición, les importa poco, el desarrollo del país, porque su intención es medrar en la política a costa de los errores puntuales del gobierno y sus tecnócratas. Dentro de esta realidad todos los ministros y altos funcionarios, gastan gran parte de su tiempo en defenderse de los dardos de la oposición y de acudir por cualquier asunto a las diferentes comisiones del congreso. Pero no se trata de afirmar que las instituciones públicas son ineficientes sino de mejorar sus procesos y estructuras. Esto pasa por realizar una verdadera reforma del estado para que todo el aparato administrativo marche en forma eficiente y eficaz. Hay muchos ejemplos en el mundo de este aserto. Por ejemplo en Estados Unidos, el aparato estatal camina sin muchos problemas burocráticos ni zancadillas de la oposición. El debate político en ese país se da a nivel de la presidencia o a nivel de secretarios que son los equivalentes de nuestros ministros. Pero debajo de esta clase política, todos los aparatos estatales no tienen problemas mayores para ejecutar sus diferentes misiones. Algo parecido sucede en Chile, donde existe una gran empresa minera, Codelco, que es estatal y figura como una compañía de las más grandes a nivel mundial en la explotación de cobre fundamentalmente. Esta empresa es eficiente. Sus cuadros técnicos y administrativos no tienen nada que envidiar a sus similares que laboran en las empresas mineras privadas. Es que existen políticas muy claras y perdurables a los gobiernos de turno, que siempre son pasajeros. Las empresas y organizaciones dentro de este esquema, no se resienten por el cambio de gobierno. Los gobiernos pueden ser de diferentes tintes políticos, pero siempre respetan el aparato estatal que sustenta al estado. Dentro de esta óptica, decir que las empresas o instituciones públicas son ineficientes, es una gran mentira. Las instituciones y su cultura organizacional dependen de las personas que la integran, pero sobretodo del gerente o administrador que las rige. Para esto se requiere claras políticas de estado con la finalidad de que cumplan sus metas sin mayores interferencias políticas de los opositores como lamentablemente sucede en nuestro medio. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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