martes, 7 de noviembre de 2017

El Perú es un país enfermo

Los incontables actos de violencia irracional, violaciones, asesinatos, corruptelas e impunidad son los síntomas más evidentes de que nuestra sociedad está enferma. También se experimenta en nuestro medio, la falta de valores, como la gratitud, la honestidad, la honradez y el respeto a los demás especialmente a los viejos y niños. Entonces ante cualquier acto de violencia contra las mujeres o violaciones a menores, los políticos y la opinión publica, creen que con penas muy severas, como la pena de muerte, se acaba con estos execrables delitos. Los violadores de niños de muy poca edad, son personas generalmente del círculo íntimo de las víctimas como son los padres, hermanos, tíos u otros familiares. Estos antisociales merecen un castigo ejemplar. Pero todos los tipos de castigo solo levantan la leve costra de una sociedad que está enferma, desde sus raíces. Lo que se requiere, para minimizar estos hechos, es reformar toda la sociedad, para transformarla en un tejido sano y equilibrado. No es humano ni racional, que por ejemplo Lima, tenga 10 millones de habitantes, en un habitat apto solo para 200 mil personas. Es decir en Lima hay 50 veces más pobladores que lo ecológicamente correcto. Esto provoca hacinamiento, violencia, ansiedad, desesperación, en la población, que es producto de nuestra anormal realidad social, económica y política. Esta gran masa poblacional, convertida en aglomeración excesiva, altera definitivamente la salud mental de la mayoría de los habitantes y crea conductas antisociales y violencia crónica. El ruido, la contaminación ambiental, la falta de oportunidades de trabajo, para la mayoría, de los habitantes, la agitación y la ausencia de viviendas dignas, provoca la creación de una vecindad egoísta, achorada, sin el mínimo respeto a los demás y la abulia, en casi todos los vecinos de esta gran urbe. Otro factor importante es la gran desintegración de las familias, porque dejan a sus hijos en abandono moral y material. La incomprensión de las parejas, sobre todo jóvenes, tienen sus correlatos de violencia continua entre los cónyuges y luego la separación conyugal, que impactan directamente en el comportamiento antisocial y negativo de los hijos. Otro grave problema es que aunque las parejas estén unidas, no tienen el tiempo suficiente para dedicarlo en la educación y formación de sus hijos. La buena crianza, se traduce en el mejor comportamiento de los hijos, cuando sean jóvenes y ciudadanos. Esta es una obligación intransferible de los padres en toda su amplitud. Ya es hora de evaluar toda esta ola de violencia, violaciones, asesinatos, corrupción y hacinamiento desde una óptica social, política, ecologica y económica, que debe ser más humana, racional, para cambiar a nuestro país y tener una sociedad mejor. Porque lo que se experimenta, en Lima, también es igual por extensión, en casi todas ciudades del país, como Arequipa, Cusco, Trujillo o Chimbote. En Trujillo viven casi un millón de personas, en un valle que solo puede alojar a 100 mil habitantes. Esto provoca mucha congestión y estrechez en los diferentes asentamientos humanos que rodean a todas las ciudades. En este tema, intervienen los traficantes de tierras quienes con total impunidad, incentivan las frecuentes invasiones para crear nuevos asentamientos humanos. Este tráfico de tierras se ha convertido en un gran negocio y también alienta el crimen, la violencia y la corrupción. Los asentamientos humanos, no tienen ningún tipo de servicios lo que provoca un gran malestar entre sus pobladores. La falta de servicios, pistas, alumbrado y ausencia de trabajo son los principales causantes para que las poblaciones vivan en un estado potencial de violencia y delincuencia. Esto no quiere decir que no se castigue a todo delincuente sobre todo a los violadores, a los que abusan de las mujeres y otros criminales, sino que cambiando nuestras ciudades, estos delitos disminuirán en forma apreciable. Solo así se podrá discriminar entre un enfermo mental y psicópata de verdaderos delincuentes avezados, que siempre existirán. Toda esta transformación urbana y humana tiene que estar acompañada por una nueva política educacional para que los niños y jóvenes del país, tengan siempre una buena formación, que incluya además de los cursos de ciencias, matemáticas y lenguaje, enseñanzas de valores cívicos y morales como el respeto al derecho ajeno, la honestidad, la honradez, la puntualidad y la gratitud. Por otro lado los medios de comunicación de todas las formas tienen que mejorar sus contenidos, que deben ser orientados al afianzamiento de los valores de toda la sociedad. Se puede tener buenos programas en la radio y la televisión, que no solo entretengan a la teleaudiencia sino que contribuyan eficazmente en la formación de ciudadanos con arraigados principios morales, que son fundamentales para cambiar a nuestra sociedad como un todo. Los medios tienen el deber de contribuir en la formación de una sociedad con identidad nacional. Solo así se alentara a que nuestra población preferentemente de niños y jóvenes, tengan amor a lo nuestro y no copien modelos de otros países, cuyas costumbres y modos de vivir, difieren de los nuestros. A través de los medios, hay una gran exposición e influencia de estas costumbres, modas y formas de ser de países ricos principalmente de los Estados Unidos. Este país, también está muy enfermo y sus causas son la división racial, la inequidad y también porque sus medios de comunicación alientan la violencia de todo tipo. Ahora es corriente una serie de matanzas en casi todos los estados de la Unión, cuyos causantes en su gran mayoría no son terroristas sino ciudadanos desilusionados con su sistema social, politico y económico. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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