viernes, 16 de junio de 2017

Corpus Christi y la fiesta de las danzas en Celendín

Las danzas que se celebran en Celendín, coincidiendo con la festividad religiosa del Corpus Christi, son un verdadero espectáculo folklorico, que es muy esperado, por todos, pero más por los jóvenes y niños. Es que ver a danzantes de los diferentes caseríos aledaños a Celendín, bajar de sus pueblos hasta la Iglesia Matriz, es muy original. Los pobladores de cada caseríos, anualmente rinden culto y homenaje a sus santos tutelares. De esta forma hacen votos por que haya buenas cosechas y que todos los males y pesares disminuyan para todos los pobladores. Esta tradición data desde inicios del siglo XIX. Entre las diferentes anécdotas e historias sobre las danzas, hay una singular, narrada por el escritor celendino Alfonso Peláez Bazán en su libro “Cuando recién se hace santo”, donde relata las peripecias que sufre San Sebastián, patrón de Llanguat, que está ubicado en un feraz valle, desde donde vienen el aguardiente o huashpai, las tapas de chancaca, el guarapo, las cañas de azúcar, frutas y carrizos empleados en la construcción de techos de barro. Cuenta don Alfonso, que en el siglo XIX, don Eleuterio H. Merino, alcalde de Celendín, estaba muy entusiasmado en la culminación de la iglesia Matriz de la Virgen del Carmen, patrona de Celendín. Este personaje, tuvo la buena idea de aprovechar las fiestas del Corpus Christi, donde venían a Celendín, los diferentes santos, acompañados por sus danzas, para solicitarles a estos peregrinos su contribución en pro de la culminación de las obras de la citada iglesia. Los pedidos eran hechos de acuerdo a lo que producían cada poblado y podría ser adobes, alimentos, mano de obra y otros materiales para este fin. A los llanguatinos, el alcalde Merino, les pidió que trajeran 20 mil carrizos para ser empleados en el techo de la iglesia. Sin embargo, estos pobladores no cumplieron con el encargo edilicio. Entonces don Eleuterio, aprovechando las danzas del 8 de Junio de l887, no tuvo más opción que mandar a la cárcel a San Sebastián, por el incumplimiento hecho por sus devotos y fieles. Grande fue el escándalo que provoco esta carcelería. Las damas del pueblo y los notables fueron a gestionar ante el alcalde la inmediata liberación de la imagen de San Sebastián, pero obtuvieron como respuesta una rotunda negativa. Sin embargo el peculiar alcalde, solicito a los llanguatinos a cumplir su promesa aunque a destiempo. Todos los fieles y devotos, regresaron a Llanguat y cortar los carrizos en la cantidad solicitada, para poner en libertad a su santo patrono. El afán de sacar a su santo pudo más y en dos días todo el carrizo solicitado estaba en el atrio de la iglesia. Pero según la anécdota, San Sebastián tuvo que pernoctar en la cárcel con los peores criminales recluidos, tales como el ‘manqueras’ ‘el gavilan’, ‘el guacrayo’, ‘el tongo’ y otros, quienes se alegraron mucho de tener a esta imagen junto a ellos. Casi todos los presos, brindaron con aguardiente, atados de chuscos y hojas de coca para chacchar, con la imagen. Por supuesto que el alcalde decreto la liberación de San Sebastián porque sus fieles cumplieron la promesa encomendada. La tradición de las danzas es centenaria y muy celebrada en Celendín. Por eso en todos los Corpus Christis, simultáneamente llegan a esta capital provinciana las diferentes danzas que acompañan a sus santos patrones, para concentrarse en el atrio de la Iglesia Matriz, ubicada en la plaza de Armas. Una vez culminada este trayecto, todas las imágenes son sacadas en procesión por las principales calles de Celendín, acompañadas de sus respectivas danzas que están conformadas por dos armazones con la figura de un toro, conducido por jóvenes de sus respectivas comarcas y también estas danzas formadas solo por hombres, lo integran un ‘viejo’ y una ‘vieja’ que rueca en mano, se contornea al ritmo de los tambores e instrumentos de viento, de su respectivo conjunto musical. También acompañan danzantes que forman dos filas de 5 personas cada una. Estos danzantes se colocan en sus pantalones negros los sonoros ‘shilshiles’ que llevan el ritmo de los danzantes y dan mayor sonoridad a la música de sus agrupaciones. Hay muchos conjuntos de danzas, pero las más populares son las danzas de San Sebastián de Llanguat, la danza la Guayabina del caserío de Santa Rosa, la de San Francisco de Chuclalas y la de la Virgen de la Candelaria. En estas fiestas danzantes, los que más se divierten son los niños, que tratan de hacer algunas travesuras a costa de los ‘toros’. Los llaman: ‘toro nariz de olluco pelao’ con el afán de que los ‘toros’ se molesten y correteen a los niños por las diferentes calles del pueblo. También hay otros más osados que se acercan a estos robustos toros con la finalidad de arrancarles el rabo. Esta hazaña, puede costarle muy caro al intrépido palomilla, porque todos los integrantes de las respectivas danzas, lo consideran una ofensa y salen al unísono a darle su merecido al que ocasiono este agravio. Se cuenta que uno de los pocos que pudo arrancar el rabo al toro de la Guayabina, fue Vladimiro Villanueva Ortiz,cuando tenia 12 años de edad y por esta acción es merecedor de los comentarios de muchos testigos de esta osadía. El niño Vladimiro, con el rabo entre sus manos, corrió de la unánime persecusion por las calles de Celendin hasta perderse en Chacapampa y solo así pudo evitar la golpiza de los danzantes guayabineros. Además todos los integrantes de las danzas, están siempre subidos de aguardiente y esto los hace más intrépidos y violentos. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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