jueves, 9 de febrero de 2017

La honradez no tiene color político

Ante tanto escándalo de corrupción que tiene como protagonistas a los cuatro últimos presidentes de la república, Fujimori, Toledo, García, Humala y sus colaboradores, casi toda la sociedad se encuentra atónita y sorprendida, no tanto por la forma de cómo se produjo este escándalo sino por el fondo, que tiene que ver con la calidad personal de los que tuvieron el alto honor de dirigir a nuestro país. Entonces se produce, en la población, un gran vacío y también una gran indignación y rechazo contra estos políticos que fueron nuestros presidentes. Los perfiles psicológicos de estos cuatro políticos son dignos de tenerlos en cuenta, porque se trata de personas, ególatras, vanidosas, escaso respeto a su apellido, familia y poco empáticas con la ciudadanía. Pero su origen humilde de todos los cuatro ex presidentes, no ha servido de mucho, al momento de gestionar la cosa pública con honorabilidad y honradez. Al contrario, su sed y hambre de riquezas los hizo perder la perspectiva, la honradez y el decoro de un verdadero dignatario, comprometido con sus promesas electorales de honestidad y honradez. Estos ex presidentes, asumieron la conducción del país siendo pobres y en al finalizar su mandato se convirtieron en los nuevos millonarios, con muchas propiedades, cuentas abultadas en diferentes bancos internacionales, acciones y bonos de muchos negocios. Además los cuatro ex gobernantes, salvo García, han aprovechado la coyuntura electoral, para formar su agrupación política en torno a su imagen. Es decir son caudillos que cuentan con un determinado número de electores que buscan su propio beneficio. En el caso de García, también es un caudillo pero con una organización partidaria de muchos lustros, de vigencia, que cada día se reduce por el personalismo de su líder. Durante las campañas electorales todos estos ex presidentes han recibido millonarias sumas de dinero, que ha servido también para aumentar sus holgadas cuentas bancarias. Muchos de estos fondos, han provenido del narcotráfico o de empresas cuestionadas como es el caso de Odebrecht y otras organizaciones empresariales. Es decir la competencia electoral es un verdadero carnaval de dinero y no tanto de la capacidad y honestidad de los políticos en liza. Su falta de principios éticos, poca coherencia en sus actos y la embriaguez del poder, pueden explicar porque estos ex presidentes, han robado al país, desde sus altos cargos. En este acápite de la corrupción, no hay diferencia de ningún tipo, porque todos han usado el poder para enriquecerse sin respetar sus nombres, a sus familias y a sus seguidores. En este aspecto no interesa el color político, para ser corruptos. Pueden ser de izquierda, del centro o de derecha pero igual han cometido graves actos de corrupción. Es realmente un escándalo que durante los gobiernos de Toledo, García y Humala, la empresa constructora brasileña Odebrecht, haya repartido coimas ascendentes a 29 millones de dólares. Por este grave hecho, ya están en la cárcel un vice ministro y altos funcionarios del anterior gobierno de García y también el fiscal ha pedido que lo pongan en la cárcel al ex presidente Toledo, porque según el colaborador eficaz Jorge Barata, de Odebrecht, Toledo ha recibido de esta empresa una coima de 20 millones de dólares. Estamos al inicio de estas pesquisas que posiblemente van a dar paso a nuevas revelaciones de otras personas implicadas en este grave delito. Hasta la fecha tanto García como Toledo, proclaman su inocencia pero los hechos parecen que les dan la contra. También este escándalo, nos lleva a pensar, que los gobiernos de turno están formados en su mayoría por personas sin ningún freno moral y ético. Por eso, ser honrado debe ser una condición necesaria para ocupar un cargo público de todo nivel, pero especialmente cuando se trata de ser presidente del país. A pesar de este opaco panorama de crisis de valores que enfrenta la llamada clase política, hay personas, de todo color político, que son honestas, honradas y transparentes. Esta posición está muy relacionada con la educación y formación, que los niños y adolescentes, reciben en sus hogares. Generalmente las personas que han sido educadas por padres honestos y honrados, han dado un gran ejemplo a sus hijos, para que cuando sean ciudadanos actúen con honestidad y honradez en cualquier actividad que les toque realizar, pero especialmente cuando se trata de gestionar la cosa pública, que es patrimonio de todo el pueblo. En este caso, se exige mucha decencia, honradez y transparencia, para que el país se desarrolle armónicamente sin las trabas que representan los actos de corrupción, cometidos por los que asumen la presidencia del país. Según el desaparecido Alfonso Barrantes, “ser honrado en el Perú, es ser revolucionario”. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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