miércoles, 26 de octubre de 2016

Los primeros días de Noviembre en Celendín

La doble celebración católica que tiene lugar el 1 y 2 de Noviembre, es todo un acontecimiento social, religioso, familiar y amical en Celendín. Es que en estos días, toda la población hace una gran muestra de fe y respeto por el significado que encierran. El 1 de Noviembre es el día de todos los Santos. En esta fecha se conmemora a todos los santos que no tienen un día especifico, de celebración dentro del calendario religioso anual. Para rendir culto a todos los santos, las iglesias celendinas tales como la Iglesia Matriz de la Virgen del Carmen, que se encuentra ubicada en la plaza de armas de Celendín, la Inmaculada Concepción o Purísima que está en la calle 2 de Mayo, la Iglesia del Rosario de Colpacucho, la Iglesia de San Cayetano, la Iglesia del Niño Dios de Pumarume, la de Poyunte y otras más, abren sus puertas para que los fieles oren a todos los santos, con el fin que intercedan ante Dios y asi recibir algún don o milagro. En muchas de estas iglesias, se celebra la santa misa, de acuerdo a la disponibilidad de sacerdotes. Pero el 2 de noviembre que es el día de los Muertos, encierra una gran tradición religiosa, familiar y amical. Para estar a la altura que significa esta celebración a los difuntos, las familias celendinas, que tienen difuntos, preparan una serie de potajes que en vida eran los favoritos de sus familiares fallecidos. Estos potajes, preparados con todo esmero son colocados en la víspera, es decir la noche del 1 de Noviembre, en una especie de altar que puede estar ubicado en la sala o comedor de estos hogares. El altar, está compuesto por un buen arreglo de cortinas, manteles y adornadas con flores, poniendo en el centro una foto de regulares dimensiones del deudo fallecido. En este ambiente, las familias preparan la “visita” de sus muertos, con el deseo que degusten una serie de potajes de la gastronomía celendina, que en su vida terrenal eran de su agrado. Con este fin, los deudos, colocan platos de picante de cuy, chicharrones con mote, cancha paccha, rosquitas, panecitos, galletas, panes, bizcochos “dormidos”, la infaltable taza de chocolate con su respectivo queso y la sabrosa chicha. Al amanecer los familiares de los difuntos “comprueban” si sus deudos fallecidos han dado buena cuenta de estos potajes. Pero en realidad son los jóvenes o niños traviesos de estas familias que burlando la vigilancia paterna o materna hacen un festín y dan buena cuenta de estos ricos potajes, a nombre de los fallecidos. En la mañana, muchas familias acuden en romería al cementerio del pueblo, que está ubicado en una pequeña loma, aledaña a la pampa de la Feliciana, donde en el mes de julio, tienen lugar las corridas de toros. En ambos lados camino, que conduce al cementerio, se levantan una serie de toldos, que ofrecen a los parroquianos, cuyes, chicharrones, tamales, dulce de chiclayo, miel con queso, chicha, cerveza, gaseosas y otros platos de la culinaria celendina. Los familiares de los difuntos llevan consigo velas y ramos de flores, para honrar a sus deudos, en el lugar donde se encuentran enterrados. Después de permanecer unas horas, en el cementerio, acompañando las tumbas o nichos de sus familiares muertos los concurrentes, regresan a sus casas, para seguir con una serie de reuniones sociales. En las tardes de este día y en medio de mucha alegría se come y baila en recuerdo a todos los que han fallecido. Se estila, en esta ocasión, llevar a cabo los compadrazgos entre damas y caballeros celendinos. Para este efecto se preparan los bollos con forma de una muñeca y los guanacos que se parecen a un torete. Estos panes, que frecuentemente son dulces o bizcochos, sirven para llevar a efecto la unión del compadrazgo. Si un hombre quiere hacer comadre a una dama, tiene que obsequiarle un bollo, que en muchos casos es vestida como si fuera una muñeca. Si la dama quiere tener un compadre, tiene que obsequiar un guanaco al elegido. Esta unión de compadrazgo se realiza casi como si fuera un bautismo. Para la ceremonia, algún amigo o familiar funge de sacerdote y hace los votos de esta unión. El compadrazgo celendino, es algo muy serio y respetable, porque consolida la afinidad y la amistad entre dos personas. A partir de ese instante las personas que han procedido a realizar el compadrazgo, se dirigen con el término de "compadre o comadre", hasta que la vida los separe. Muchas veces este vínculo es más duradero y respetado que el compadrazgo que emana del sacramento del bautismo. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: majevic.blogspot.com

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