viernes, 6 de marzo de 2015

Comprar por comprar

Comprar por comprar o la consumopatia, es una real pandemia, que asola todo el mundo desde que se inicio la llamada era de la globalización. Ahora el mundo es un gran mercado donde se puede comprar todos los bienes o artículos muchos de ellos innecesarios pero a precios accesibles a todos los bolsillos. Este fenómeno político y económico, produjo la explosión de millones de bienes y variedades con precios muy atractivos que hacen la delicia de todos los consumidores, pero sin tener en cuenta la utilidad de una compra. Es decir ahora tener una ropa de “marca” o su equivalente más barato es una especie de culto a la banalidad y al exagerado consumo. Muchos compramos cosas que quizás nunca lo vamos a usar, pero la propagando y la políticas de ventas y marketing, hacen su agosto, promocionando el consumo de muchos productos. Zapatillas, jabones, polos, gorras, shampoos, café, mantequilla, pasta de dientes, bebidas, entre otros son muy publicitados a través de todos los medios de comunicación, induciendo al consumo exagerado de estos artículos. Ahora la población esta segmentada por categorías, de acuerdo con las estrategias del marketing que obedece a los dictados del mercado. Esto contribuye a incentivar todo tipo de comprar de acuerdo a los ingresos de los compradores o potenciales consumidores. Pero la gran producción de estos bienes necesitan crean una demanda que la mas de las veces es ficticia en el sentido que no son tan necesarios para vivir adecuadamente. Por ejemplo hace 40 años, los consumidores compraban lo que necesitaban y no almacenaban artículos que nunca iban a usar. Esto se debía a la racionalidad del consumo y a la poca variedad de los bienes que había en el mercado. En esos tiempos, las personas tenían solo 2 pares de zapatos promedios y 1 par de zapatillas para hacer deporte. Igual sucedía con las damas a pesar de su inclinación a tener más artículos de vestir que los hombres. Pero esta pandemia de la consumopatia, ha hecho girar la visión del mercado en 180º. Para poder ofrecer todos estos bienes, los grandes mayoristas han creado grandes centros de producción en muchos lugares del mundo, sobretodo en países donde la mano de obra es muy barata. Ahora se producen camisas, pantalones, polos y gorras en Bangla Desh, Filipinas, El Salvador, República Dominicana, porque los fabricantes pagan salarios mínimos a millones de personas que trabajan más de 14 horas diarias y 7 dias a la semana, para cumplir las cuotas de producción. Todos estos productos tienen precios extremadamente bajos. Por ejemplo el costo de una camisa es de 0.20 dólares y en nuestro país se lo puede vender en 12 nuevos soles. Este precio de venta es muy competitivo y ha sido la causa que muchas sastrerías cierren o se dediquen a confeccionar otras prendas de vestir. Igual sucede con los relojes, que se pueden conseguir a un precio de 15 soles, pero que tienen una presentación de calidad y con diseño de muchos relojes de marca y de alto precio. Es decir nadie podría producir relojes en el país, porque sus costos serian muy altos en comparación a lo que cuesta producir en China, VietNam u otros países asiáticos. Esta gran producción de miles de artículos afectan a la industria nacional a nivel global. Otro lado negativo es la explotación laboral tanto en salarios como en horas de trabajo diarias. Pero lo más grave, es que la fabricación de estos millares de productos, insumen grandes cantidades de materias primas, energía, agua y otros insumos , que afectan directamente al medio ambiente. En el aspecto laboral hombres, mujeres y millones de niños, están incluidos en la cadena de producción y distribución de estos productos hasta que lleguen a manos de los ávidos consumidores. Pero nosotros solo vemos los bellos productos que se exhiben en las tiendas y el precio tentador al que son ofertados. Sin embargo la mayoría de estos productos se usan muy poco y luego los desechamos siendo su destino final las bolsas de basura. Estos desperdicios son difíciles de degradar y también afectan al medio ambiente. Es decir nuestra consumopatia, afecta directamente al medio ambiente en esta era de calentamiento global. Pero sin los consumidores los grandes vendedores mundiales no son nadie. En la hipótesis que no consumiéramos una bebida gaseosa por un mes, con toda seguridad la gran corporación que lo fabrica, se iría a la bancarrota. Es decir el poder verdadero lo tienen los consumidores, pero esta realidad no tiene el soporte critico de la gran mayoría de nosotros. Además si tendríamos el cuidado de saber los perjuicios y la explotación que ocasionan la fabricación y distribución de estos artículos, nuestra visión del mundo del consumismo, seria cualitativamente diferente. Por eso es indispensable que haya una verdadera sensibilización sobre cómo se hacen los productos que consumimos y como se distribuyen. También esta concientización de los consumidores debe minimizar las compras de productos que no son indispensables para vivir bien. Si se puede ser elegante con 3 polos para que comprar 6, si no lo vamos a usar. Los tiempos actuales nos demandan ser racionales en nuestras compras, para de esta forma ayudar a mitigar la contaminación ambiental. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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