lunes, 16 de marzo de 2015

Crisis de liderazgo político

Existe un unánime desencanto de la población hacia los políticos vigentes. Esto queda corroborado por las encuestas de opinión, sobre la aprobación o desaprobación de políticos como Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski, Alan García y Alejandro Toledo. Todos los anteriormente nombrados se encuentran desaprobados en las recientes encuestas. Su desaprobación es en promedio del 65% lo cual es muy alto para personas que tienen ambiciones de llegar a ser presidentes de la república en las próximas elecciones del 2016. Este rechazo a los políticos tradicionales, es una respuesta contundente de la ciudadanía y también un llamado de atención a su forma de comportamiento que en muchos casos lindan con el terreno de la justicia penal. Ahora los políticos no son respetables ni respetados por sus múltiples inconductas que salen a la luz pública. Casi todos se aprovechan de su situación y poder para su propio beneficio. Los múltiples escándalos de corrupción, tráfico de influencias, nepotismo, abuso de autoridad, coadyuvan a su desprestigio que es palpable cotidianamente. Además no existen partidos políticos bien estructurados, organizados, con cuadros y militantes que conduzcan a sus agrupaciones por los caminos correctos de hacer política. Por esta ausencia de partidos, es común que salgan a la palestra una serie de personas, que solo tienen dinero en abundancia, acceso a los medios y popularidad comprada o interesada. Pero todas estas formas de ser conocidos no tienen nada que ver con un liderazgo efectivo. Es decir que no hay en el horizonte de nuestra política, personas con gran carisma, sencillas, coherente, honestas, honradas, visionarias, seguras de sí mismas y que tengan una verdadera vocación de servicio. Es que hasta la fecha, las personas que han tenido oportunidad de llegar al poder han abusado de esta posición porque han antepuesto sus intereses personales o de grupo a los grandes intereses del país. Nadie, hasta ahora, ha hecho reformas de fondo en los estamentos de gobierno. Por ejemplo se requiere en forma urgente de una verdadera reforma del estado, para que todos los órganos estatales, sean eficientes y eficaces. La burocracia estatal deja mucho que desear. No existe una verdadera meritocracia ni carrera administrativa en los poderes del estado. Es que todo nuevo gobernantes, trata de copar los puestos más importantes con personas de confianza o afines de su entorno. Esto desanima a muchos profesionales capacitados a engrosar las filas de la administración pública. La reforma del poder judicial y de la fiscalía, es una demanda general porque estos poderes del estado, no cumplen a cabalidad su misión de administrar justicia con imparcialidad, objetividad y ajena a las tentaciones de la corrupción y del poder. Igualmente se requiere más profesionalismo en nuestras fuerzas armadas y policiales, para que actúen con mucha efectividad y gran honestidad. Pero todas estas demandas requieren que en la cúspide del poder este un verdadero líder con visión de largo plazo. Este líder, tiene que enrumbar a toda la maquinaria estatal, para que trabaje con solvencia, rectitud, honestidad y calidad. La tarea no es fácil porque se requiere de visión, personalidad, empatía, seguridad, ímpetu y coraje para sortear una serie de inconvenientes que toda reforma profunda, debe enfrentar en el discurrir de su puesta en acción. La visión de largo plazo, de un verdadero líder muchas veces no es comprendida por sus seguidores, pero el empeño, la empatía y la confianza del líder por poner en práctica sus ideas, hacen que los pusilánimes se convenzan y coadyuven en la consecución de los objetivos trazados. Además el líder político, tiene que predicar con el ejemplo, si pide a sus seguidores o al país, austeridad, trabajo y honestidad, el que dirige, o sea el presidente, tiene que ser el primero en ser austero, trabajador y honesto. En este escenario, nadie se negaría a seguir su ejemplo salvo las ovejas descarriadas que siempre van a existir pero en número muy reducido. Con un buen líder, que tenga la aprobación mayoritaria, nuestro país podrá resolver sus múltiples problemas como son la corrupción, la delincuencia, la falta de una buena educación, la deficiente atención de salud y la mala administración de justicia. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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