martes, 15 de mayo de 2012

Gabinete parchado

Luego de las obligadas renuncias de los ministros de Defensa y del Interior, cuando Humala, se encontraba de viaje por el extremo oriente, se procedió a nombrar los respectivos reemplazos, para paliar la grave crisis política en vigencia. Muchos pensábamos que esta era la oportunidad ideal, para que el presidente, mostrara su muñeca política, con el nombramiento de personas ajenas a su círculo, pero con una gran experiencia en los temas de defensa, equipamiento militar, seguridad ciudadana y manejo de crisis sociales. Lamentablemente, estas calificaciones, no han primado, para el nombramiento de estos ministros. Más bien se ha confirmado que el gobierno apuesta por personas cercanas a su entorno familiar y militar. Al parecer las opiniones de sus más cercanos allegados, pesan mucho más que otras consideraciones. Pero esto no está en relación directa con sus capacidades. Por eso, se ha nombrado como ministro de defensa a José Urquizo, que según sus antecedentes no cuenta con el suficiente perfil para administrar un complejo ministerio, que tiene que ver con la defensa nacional. En estos tiempos, de peligros potenciales en el frente externo, se requiere de una personalidad, que sepa mantener la cohesión de las FFAA, dotar del equipamiento adecuado a todos los cuadros, mantener en alto la moral y la capacitación de todos los uniformados. Urquizo, al parecer no reúne todas estas calificaciones y ha dejado el ministerio de la Producción, donde la vice ministra renunciante, lo ha criticado en relación a las cuotas de merluza, especie que está en peligro de desaparecer. Esta falta de visión, de parte del ministro, es un mal antecedente para gestionar la cartera de defensa. En cuanto a la cartera del Interior, que ha pasado a manos de Wilver Calle, que es un general retirado del ejército, cuya formación es la de obedecer y mandar, sin discusión. Es decir que esta conducta, que puede ser adecuada en los ámbitos militares, no tiene asidero en la dependencia del Interior. Para este ministerio, se requiere, un civil, con experiencia en seguridad ciudadana, que tenga capacidad de diálogo, sobre todo cuando se hagan patentes, manifestaciones y reclamos como es el caso de Conga, en Cajamarca. Además, es conocido por todos, las rivalidades que existen entre los miembros del ejército con sus similares de la policía. Estos vigilantes, siempre han sido relegados y en muchos casos no han tenido el eco necesario, cuando ejercían el cargo de ministro miembros militarizados. Este celo, que está presente en todas las instancias de la policía, podría haber sido eliminado con la elección de un civil. Si nos trasladamos a países vecinos, tales como Colombia o Chile, podemos ver que las carteras de defensa y del interior de estas naciones, siempre la ejercen civiles con calificaciones para estos difíciles cargos. Acá es vox populi, entre los políticos y comentaristas, que la cartera del Interior, sirve para “quemar”, a los osados ciudadanos que aceptan este cargo. Lo que se requiere, en suma, son personas con conocimiento de las áreas que les han sido encomendadas y con liderazgo y capacidad de saber negociar. Por eso en el VRAE, cualquier estrategia que se aplique, fracasara, sino no se gana a la población que vive en ese frente de nuestra selva. Lo mismo sucede en Celendín, donde hay más de 500 uniformados, cuya presencia es hostil para la población. De esa forma solo se acrecentaran los roces y la escalada de los conflictos será pan del día. Es decir son medidas efectistas, pero lo que se requiere es ganar con medidas efectivas de largo alcance con apoyo de la población civil. Esta es la única forma de salir adelante en los problemas que se avecinan en nuestros lares. Por Manuel J. Villanueva Doctor en Administración

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