miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mitos sobre las inversiones y nuestra riqueza

Como consecuencia de las continuas protestas, de muchas poblaciones campesinas, que están cercanas a varios proyectos mineros, los defensores de las inversiones a rajatabla, se rompen las vestiduras, para “alertar” a la opinión pública, que si se da la razón a los campesinos que defienden su entorno, sobretodo, el agua, la biodiversidad y su derecho a vivir en paz y armonía con la naturaleza, las inversiones se irían del país. Esto es una gran falacia, pues el capital internacional, esta donde hay grandes posibilidades de hacer negocios, como es el caso de nuestros recursos naturales, especialmente los minerales. Vivimos en un mundo en crisis, donde la falta de reservas de todo tipo es la constante, sobre todo de materias primas. Dentro de este contexto, en nuestro plañera, escasean, los grandes depósitos de minerales, especialmente el oro, la plata, el cobre y el zinc. Por ejemplo, Sud África, que antes suministraba casi el 50% de oro a los mercados, ahora su producción de este metal, representa solo el 17% de la producción mundial. El Perú, aporta con 6%. Esta tendencia de agotamiento de las reservas minerales, tiene que ser una herramienta de negociación del país, para sacar los mejores rendimientos a cualquier tipo de inversiones. Si se da al caso, de que Conga no se explote, porque se atiende a la racionalidad ecológica y social, esto no provocaría, la tan mentada huida del capital. Al contrario, los términos de inversión, tendrían que mejorarse, a favor no solo del país, sino fundamentalmente de las poblaciones aledañas a cualquier proyecto extractivo. Recordamos, una experiencia profesional, de lo que aconteció en el año 1970, cuando el gobierno de Juan Velasco Alvarado, inicio la ola de nacionalizaciones, afectando a una gran empresa minera como era la Cerro de Pasco Copper Corporation. Esta decisión de Velasco, alarmo a casi todo el personal de otro gigante minero como era la Marcona Corporation, que explotaba el hierro. El entonces presidente ejecutivo de Marcona, Chuck Robinson, viajo desde su oficina central en San Francisco, Estados Unidos, a Marcona, para explicar la estrategia que tendría que tomar esta empresa, de acuerdo a los nuevos tiempos de Velasco. Con una gran visión empresarial, este magnate, nos confeso, que estaba de acuerdo en que el gobierno peruano, nacionalizara los yacimientos de hierro, pero que su empresa, negociaría con el país, para quedarse con el complejo metalúrgico, para poder cumplir los compromisos contraídos por Marcona, en el suministro de hierro a sus compradores japoneses y norteamericanos. Es decir que Robinson, fue flexible para aceptar los retos que enfrentaba. Jamás, menciono que cerraría sus instalaciones en Marcona. Esta realidad, nos debería enseñar a pensar que los capitales no emigran, cuando hay oportunidades de ganancia y de crecimiento. Todo depende de la contraparte peruana, que debe aprovechar, que vivimos en un mundo de creciente escasez y de conservación del medio ambiente. Otra falacia, que se debe desterrar, es decir que la riqueza que se aloja en nuestro país, es de todos los peruanos. Se sabe que esto no es así, porque los grandes inversionistas, no son peruanos y las riquezas de nuestro país, en un mayor porcentaje es para los extranjeros. También, esto se puede revertir, con una buena negociación. Evitemos que los inversionistas, planten un alfiler de acero y saquen una barreta de oro. Solo así, sería posible pensar en que la riqueza es de todos nosotros.
Por Manuel J. Villanueva
Ingeniero Colegiado

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