viernes, 9 de diciembre de 2011

Celendín, pueblo y agua

Hace 209 años, un 19 de Diciembre de 1802, el obispo de Trujillo, Baltazar Martínez de Compañón y Bujanda, fundó la ciudad de Celendín, ubicada en lo que es hoy la región de Cajamarca. La incipiente ciudad de ese entonces, se alojo en una planicie, que era el lecho de una laguna. Esta homogénea topografía, permitió a la denominada Villa Amalia de Celendín, tener un plano parecido a un damero de ajedrez. El planeamiento urbano, que contemplaba una plaza mayor de buenas proporciones, para construir la iglesia matriz en honor a la patrona del pueblo, la Virgen del Carmen y también el Ayuntamiento y otras propiedades, fue hecho por el Ingeniero español José de Comesana. Este buen profesional, también trazo a cordel las calles de nuestro pueblo. Hasta hoy, se puede apreciar en esta ciudad, la obra ingenieril de Comesana, pues sus calles son muy rectas, anchas, que propician un mejor aprovechamiento de la luz solar, facilitan la movilidad peatonal y mejoran la calidad de vida de sus habitantes, porque las casas de estas calles, tienen la suficiente amplitud, para que sus moradores experimenten una gran sensación de libertad. Toda esta configuración, hacen de Celendín, un pueblo que siempre ha respetado su entorno ambiental, a favor de sus habitantes. Por este hábitat, los celendinos, son emprendedores, dignos, honestos y muy trabajadores. Todas estas cualidades, se reflejan cotidianamente, en los lugares donde las circunstancias y el destino han llevado a los llamados “judíos peruanos”. Este apelativo, se debe a la gran capacidad e ingenio que tienen los celendinos, para crear negocios y superarse en cualquier medio donde les toca vivir, lejos de su heredad. Pero este éxodo, se ha debido principalmente a la falta de oportunidades de trabajo en Celendín, por la falta de agua para regar eficientemente las tierras dedicadas a la agricultura. A pesar de esta falencia, actualmente, muchas familias del lugar, practican la agricultura y la ganadería, como fuente de su sustento diario. Es que la sabiduría de los campesinos celendinos por conservar el agua, para su consumo y para irrigar sus tierras, es una muestra de su adelanto sobre este tema. También, la creciente población de la ciudad de Celendín, ya ocupa muchas de las pampas que antes se dedicaban a faenas agrícolas y pecuarias. Pronto el abastecimiento de agua a esta progresista ciudad, puede colapsar. Porque, en estos tiempos de crisis climática, el agua, se ha convertido en un recurso estratégico, pues tiene que ver directamente con la supervivencia de las especies vivas, sobretodo la humana, que dependen del agua. Se dice que en un futuro mediato, por ejemplo, las mega ciudades del mundo se quedaran sin agua. La primera mega ciudad, que se verá afectada por falta de suministro de agua para beber será Lima. Es decir que las amenazas potenciales, sobre la falta de este vital elemento, ya tocan nuestras puertas. Queremos para nuestro pueblo, Celendín, un destino mejor, que abarque a todos sus habitantes, a través de mejorar la educación en todos los niveles. Los pueblos que avanzan en el mundo, son los que apuestan por la educación, la ciencia y la tecnología. Todas estas aéreas, tienen que ver con los seres humanos, que siempre deben ser la prioridad de todo desarrollo humano racional y que preserve el medio ambiente. Tenemos muchos ejemplos de países, que hace 60 años eran más pobres que el Perú, como Corea y que ahora es una potencia industrial y económica, gracias a que su gobierno, privilegio la educación, la ciencia y la tecnología, para incentivar la creatividad, que es la base de la innovación y el desarrollo de los pueblos. Celendín, en este aspecto cuenta con un pujante pueblo y una rica herencia cultural, artesanal y gastronómica, que puede servir para un desarrollo sustentable, basada en la preparación de sus habitantes. Esta es la verdadera riqueza de los celendinos.
Por Manuel J. Villanueva
Doctorando Administración

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