jueves, 15 de abril de 2010

Adiós al eslabón perdido

El origen del universo y también el origen de nuestra especie ha sido desde tiempos remotos, una preocupación de los estudiosos, por saber en dónde estamos y que somos. Felizmente poco a poco, estos misterios están siendo develados, por el avance vertiginoso de los conocimientos científicos que están dejando atrás muchos mitos y leyendas sobre estos apasionantes temas. En lo que respecta al origen de nuestra especie, se sabe que hace mas de 7 millones de años, nuestros antepasados, los homínidos se separaron definitivamente de los chimpancés. A partir de esa separación estas criaturas se ramificaron, originando nuevas especies, todas ellas extingas actualmente, a excepción de la que origino el Homo Sapiens. Los descubrimientos de estas especies demuestran que habitaron las sabanas arboladas del continente africano y también en otros continentes. Pero a pesar de esta ramificación de especies homínidas, siempre quedada la duda, de cómo estas especies se relacionaban directamente con los seres humanos. La teoría del “eslabón perdido”, vigente cuando se aceptaba la linealidad de la evolución, que nos emparentaba con los simios. Pero este enfoque ya no tiene vigencia, porque la aparición de las ya mencionadas especies de homínidos. Es decir que los parientes cercanos al homo sapiens forman un frondoso árbol y no una línea de sucesión. Esto hace imposible pensar en el nexo o eslabón entre los primates y el homo sapiens. Recientes descubrimientos efectuados por antropólogos sudafricanos, han confirmado que no existe el “eslabón perdido”. En efecto, se ha encontrado en una cueva de Sud África los restos de una mujer de 35 años y de un niño de 9 años, que según sus características físicas, responden a una nueva especie denominada Austrolophitecus seda, que significa “simio sureño, manantial”, con una antigüedad de aproximadamente 2 millones de años. Esta especie habitaba en cuevas y tenia hábitos comunes a los simios y a los humanos. Es decir podía vivir en los arboles y también en cuevas. Su hábitat y hábitos alimentarios eran una mezcla de hojas, raíces y frutos que recolectaban en las llanuras, lo que les permitió tener una alimentación más balanceada y rica en vitaminas y minerales. Además la vida en cuevas o cavernas es otro distintivo que esta mas relacionado con los diferentes tipos de homínidos que han sido descubiertos tanto en Africa como en otros continentes. Este salto cualitativo del árbol a la planicie, fue un paso gigantesco en la gesta evolutiva, porque también permitió andar verticalmente, usando las extremidades inferiores, que se convirtieron en pies y piernas y con una columna vertical menos oblicua, con relación a los simios. A pesar que casi todas estas especies de homínidos están extinguidas, su contribución al conocimiento de nuestros orígenes reviste la mayor importancia. Muchos estudiosos piensan que el Homo Sapiens, pudo sobrevivir en un medio ambiente hostil gracias a que supo alimentarse con nutrientes ricas en vitaminas y minerales. Esto lo permitió desarrollar su cerebro y acumular una serie de conocimientos relacionados con su medio ambiente. Estos conocimientos fueron utilizados para mejorar sus precarias formas de vida, crear utensilios, herramientas y armas rudimentarias, que fue el paso decisivo con el cual, el homo sapiens, supo equilibrar su desventaja física con relación a otros seres vivos, tales como los mamuts o las diferentes especies de felinos y canidos. Solo asi pudieron sobrevivir como especie hasta nuestros días, en que otros retos de mayores dimensiones se nos presentan, que tienen que ver con nuestro medio ambiente y que ojala tengamos la sabiduría de resolverlos con equidad.
Por Manuel J. Villanueva

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