miércoles, 25 de enero de 2017

La posverdad y sus implicancias

La posverdad es la palabra de moda actual en los medios escritos, televisivos y en todas las redes sociales. Esta palabra, que todavía no es aceptada por RAE pero si por el diccionario ingles de Oxford, tiene su significado para explicar la salida del reino unido de la Unión Europea, conocida como brexit, el triunfo del multimillonario Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales de EEUU y la firma de la paz en Colombia. Según la Wikipedia, la posverdad es un neologismo, que describe una situación, en la cual a la hora de crear y orientar a la opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia, que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales. En nuestro medio, donde en estos días la noticia más relevante es el escándalo provocado por las coimas de Odebrecht, que repartió 29 millones de dólares a muchas personas desde el 2005 hasta el 2012, que comprenden los gobiernos de Toledo, García y Humala. Tanto los potenciales implicados en este colosal robo como muchos medios, tratan de influir ante la opinión pública nacional, en el sentido que los implicados en esta gran corrupción, son solo funcionarios de nivel intermedio o no pertenecen a un partido político. Es en este sentido las declaraciones de García, Del Castillo o Cornejo, tratan de influir en la opinión pública, para buscar a los delincuentes solo entre los funcionarios, dejando el mensaje que ninguno de ellos es culpable de estos colosales robos. A pesar que por ejemplo en el caso de Enrique Cornejo, hay pruebas concluyentes contra sus allegados como son el caso de Edwin Luyo, que fue el que presidio el comité de licitación de la línea 1, ahora capturado y de su viceministro de comunicaciones y asesor principal en su campaña electoral para la alcaldía de Lima, Jorge Cuba, que está en situación de fugado, Cornejo, trata por todos los medios de hacernos creer que no sabía nada de estos robos y se halla sorprendido de que esto hubiera sucedido en sus propias narices. Igualmente Del Castillo, trata de minimizar estos hechos, declarando que ninguno de estos facinerosos es aprista, como si pertenecer a un partido da a las personas las credenciales de honestidad, cosa que no es verdad. Por otro lado Alan García, desde España, por medio de twitter, llama “ratas” a los funcionarios de su gobierno que están presos o identificados dando a entender que no tiene ninguna responsabilidad, en este latrocinio. Esta es una forma maniquea de salvar el pellejo, tratando que todo el peso de la ley solo caiga en los funcionarios de medio nivel, nombrados y apoyados, en este caso por Cornejo y Alan García, como presidente del país. Todo este andamiaje trata de orientar a la opinión pública apelando a sus creencias y sus sentimientos, pero dejando en segundo plano los hechos objetivos y demostrables. Es que las creencias son muy fuertes en la opinión pública y si se alienta su crecimiento como es en este caso, entonces las pruebas y evidencias reales, no tienen la misma fuerza porque siempre se anteponen los sentimientos de las personas. Es decir se construye un razonamiento basado en la posverdad. Todas estas falsedades se alimentan porque vivimos en un mundo donde lo inmediato es una constante y es el caldo de cultivo perfecto para la desinformación y las verdades a medias. Tambien influye al auge de la posverdad, las redes sociales que cada día cobran más importancia. Por ejemplo el actual presidente de los EEUU Donald Trump, ha tenido mucho éxito electoral a través del uso masivo del Twitter. Pero la restricción de este medio de solo 140 caracteres, le impide en muchos casos analizar la verdad, más bien se presta para alentar las emociones y las creencias de quienes lo leen. Lamentablemente las redes sociales solo permiten “ver” lo que a muchos les interesa pero no incentivan una comunicación veraz y demostrable. Estamos perdiendo la capacidad de crítica y reflexión sobre lo que leemos, vemos y oímos. Esta realidad, es bien aprovechada por muchos gobernantes, políticos y hombres de empresa, para poder medrar al amparo de la inmediatez de la noticia y sin el debido análisis que toda nueva información requiere. Por eso muchos políticos, usan las redes, especialmente el Twitter, para enviar mensajes tendenciosos, porque saben que el vértigo y la velocidad en que vivimos no darán tiempo suficiente para contrastar sus mensajes con la realidad. Es decir estamos en una época donde la posverdad se impone lo cual es muy peligroso para construir una sociedad mejor, justa, democrática y veraz. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blosgpot.com

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