viernes, 20 de enero de 2017

La crisis de nuestros políticos

Las próximas revelaciones sobre la corrupción del caso lava jato, serán un verdadero terremoto político, porque prácticamente todos los políticos, pero especialmente los que han sido presidentes desde 1980 para adelante, pueden estar comprometidos con actos de una gran corrupción, que afecta el desarrollo del país. Si desde el 2004 al 2013, que comprenden los gobiernos de Toledo, García y Humala, la firma constructora brasileña Odebrecht, ha coimeado a muchos políticos y funcionarios de estos regímenes con 29 millones de dólares, entonces saber los nombres de los corruptos, provocara una verdadera conmoción que hará añicos a toda la clase política peruana. Ninguno de estos gobernantes se salvaría de este escándalo de corrupción, si se confirma que muchos de sus funcionarios han recibido grandes coimas, porque los responsables directos son, indudablemente los políticos que ejercieron la presidencia durante este periodo. En Brasil, se destituyo a la presidente Dilma Rousseff, solo por haber manipulado algunas cuentas contables, dentro del escándalo de corrupción de Petrobras con Odebrecht. Es decir, los que han tenido a cargo dirigir al país, no se pueden escapar de esta responsabilidad, que bien los haría pasibles de juicios penales y luego purgar sus delitos en la cárcel. A pesar que nuestro sistema judicial y el ministerio público están muy desprestigiados, por sus demoras en los procesos y por sus fallos injustos, ahora tienen que asumir esta gran responsabilidad con la imparcialidad y ponderación requerida, para que realmente se haga justicia. Es que muchos jueces y fiscales han procedido injustamente solo para salvar a muchos políticos y personas con poder económico, que han ejercido presión e influencia en los tribunales de justicia. Pero ante los hechos de esta gran estafa al país que significa el caso lava jato, la justicia peruana tiene que hacer una labor imparcial y objetiva para sancionar a los corruptos, fuera quien fuera. Según muchas encuestas de opinión, el público en su mayoría desaprueba al poder judicial. Esta realidad debe cambiar para bien de la democracia y del país. Un país con un poder judicial justo e imparcial es una garantía para el desarrollo económico y social de nuestra sociedad. El país está ahora, muy atento a lo que pueda ocurrir, en los próximos meses sobre como será el desenlace de estos casos de corrupción, que involucran prácticamente a toda la clase política. Pero también, los múltiples escándalos, que tienen lugar casi todos los días, sobre la conducta y proceder de las personas que hacen política, son deprimentes. Tanto los congresistas, alcaldes, ex presidentes y gobernadores, con sus actitudes negativas, nos dan pie para reflexionar, sobre la gran crisis de valores y ausencia de principios que nos muestras estos políticos. Vemos con estupor, como muchos congresistas han llegado a esta posición, mintiendo en sus hojas de vida, además muchos con problemas judiciales, pero invirtiendo considerables sumas de dinero para sus campañas electorales. Otro aspecto que llama la atención de la ciudadanía, es que muchos congresistas han cambiado de agrupación muchas veces. Esto demuestra la falta de principios y de coherencia. Es decir hace un lustro fueron y defendieron, de un determinado grupo político y ahora están en otra agrupación. Es decir es como si se tratara de los pases de los futbolistas. Otros solo hacen política para defender sus intereses económicos o negocios a través de su posición congresal. Es que ahora, conseguir un cargo político, en este caso de congresistas, es solo cuestión de dinero, influencias y tener amistad con los que lideran las diferentes agrupaciones políticas. Por esta realidad, el congreso, que es el encargado de dictar leyes y fiscalizar las acciones del ejecutivo, pierde su autoridad y prestigio ante el país, porque muchos de sus integrantes son cuestionados por su falta de preparación, solvencia moral y por abusar de su cargo. También, los congresistas como no tienen mandato imperativo con sus electores, usan sus puestos y gastan miles de horas en defender a sus líderes o a sus amigos. Estas actitudes son criticables y censurables, porque no tienen presente el sentir de los ciudadanos que los eligieron. Asimismo muchos asesores de los congresistas son personas que no estan preparadas para el cargo sino que llegan a esos puestos porque han sido amigos, socios o clientes, de estos politicos, en la actividad privada. Quizás estas sociedades de congresistas y sus asesores, sirvan también para hacer sus actividades privadas y de negocios, pero cobrando sueldos, que emanan del presupuesto del congreso, lo cual resulta inmoral y ademas es una forma de corrupción. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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