martes, 5 de mayo de 2015

Eventos anómalos

El reciente gran terremoto en Nepal, donde han muerto alrededor de diez mil personas y otros eventos naturales, como oleajes anómalos, sequias persistentes, lluvias agudas, erupción de volcanes y otros eventos naturales y provocados por el ser humano, alarman a los científicos en estos días. Al parecer estamos en el umbral de grandes eventos naturales que nos pueden afectar directamente. Según muchos especialistas en ciencias de la Tierra, el silencio sísmico en las cercanías de la costa peruana, puede ser el anuncio de un violento terremoto de magnitud de 8.5 grados. Es decir este potencial sismo seria casi un grado más intenso que el acaecido en Nepal, que fue de 7.9. Si se produjera, este sismo, casi todos nuestros edificios, casas y otras instalaciones de nuestras ciudades, se derrumbarían por la magnitud del sismo y también porque muchas edificaciones no se han hecho con los márgenes de seguridad requeridos para soportar sismos de gran magnitud. Asimismo influye negativamente la consistencia de los suelos donde se han levantado una serie de edificios y casas, sobretodo en Lima y Trujillo. Parece que la Tierra ha entrado en una era de mucha agitación y los movimientos telúricos se han intensificado, saliendo de los parámetros normales. Si a esto agregamos el impacto directo que ha ocasionado el hombre sobre el planeta, la cosa se complica aun más. Los informes recientes sobre el cambio climático provocado por el ser humano, confirman con mucho énfasis que estamos experimentando una serie de fenómenos climáticos extremos por causa de este evento no natural. Según estos estudios, serán más frecuentes las sequias, las inundaciones, los oleajes anómalos, los tornados, los huracanes y las lluvias intensas. Si bien todos estos fenómenos ocurren siempre, lo que alarma a los científicos es su intensidad anómala y su mayor frecuencia. Si antes por ejemplo el fenómeno del Niño, ocurría en un lapso de 50 años, ahora este evento va a ocurrir cada 6 años en promedio. Es decir todos estos fenómenos serán extremos y nos afectaran directamente. Si ocurriera una persistente lluvia en nuestras ciudades costeras, como Trujillo, la situación sería catastrófica, porque nuestras casas, edificios y sistemas de drenaje, no están diseñados para absolver esta situación. Se produciría aniegos y grandes embalses de agua, que sería muy difícil de secar. Si estos embalses de agua de lluvia, se quedarían por un buen tiempo, traería consigo la aparición de zancudos que producen el dengue, que es una enfermedad mortal. Es decir estaríamos enfrentándonos a una pandemia por causa de las persistentes lluvias. Además se producirían los temidos huaicos, que cortarían las carreteras de penetración, impidiendo el abastecimiento de productos de pan llevar para la población de las ciudades costeras. La falta de alimentos por un buen tiempo, produciría agitación social y el encarecimiento del costo de vida. Las fuertes sequias, como la que está experimentando el estado de California, en los EEUU, afectaría el suministro de agua potable para la población y el abastecimiento de agua de riego para nuestros productos de exportación y de pan llevar. Es decir nuestra forma de vida se alteraría, sumiéndonos en la angustia y la desesperación. Pero hasta la fecha nadie ve estos potenciales problemas con la debida ponderación. Sobre todo los políticos y gobernantes, que tienen como misión asegurar la tranquilidad social y el normal abastecimiento de todo tipo de productos necesarios para vivir adecuadamente. Todos o casi todos, solo ven las consecuencias de este cambio climático, como por ejemplo el ya mencionado oleaje anómalo, que se ha repetido en el lapso de dos meses, en nuestras costas. Ahora este oleaje ha destruido parte del muelle de Pacasmayo, viviendas en Buenos Aires y en otras ciudades del país. En Lima y Callao, este oleaje anómalo, ha hecho salir el mar hasta muchas zonas costeras y ha dañado considerablemente el tercer carril de la costa Verde. Todos estos desastres naturales, han confirmado que casi nada podemos hacer para frenarlos, cuando se producen. Pero si estamos en la capacidad como sociedad de mitigar sus causas restringiendo nuestro excesivo consumo de bienes y servicios y quemando menos combustibles fósiles. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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