viernes, 10 de agosto de 2012

Las guerras que se avecinan

Uno de los mayores crímenes contra la naturaleza es la casi muerte del mar de Aral, ubicado entre las repúblicas de Uzbekistan y Kazakhstan en el Asia Central. Es que durante la época soviética, se construyeron dos represas en los ríos Amu Darya y Syr Darya que alimentaban con sus aguas el caudal del cuarto lago más grande del mundo. El afán de los soviéticos era usar estas aguas para producir ingentes cantidades de algodón pero a costa del ecosistema del mar de Aral. Las repercusiones ecológicas no se hicieron esperar y esta mar, disminuyo sensiblemente su nivel y con ello, se provoco también la desaparición de muchas especies de su flora y fauna. Muchas de estas especies son únicas de este ecosistema. Esta agresión al medio ambiente es una clarinada de alerta para toda la humanidad a fin de no replicar estas obras sin considerar su impacto sobre el ambiente natural. Ahora estamos enfrentados a un cambio climático que parece irreversible y es una ocurrencia que es producto de la acción del hombre sobre la naturaleza. Sin embargo nuestra capacidad de resistencia a no aceptar o no ponderar en su real magnitud lo que nos afecta, permite que las personas con intereses egoístas hagan tabla rasa de este episodio climático para lucrar y evitar el cambio de actitud cultural, de consumo de toda la sociedad. Se sabe que los recursos naturales no renovables, tales como los hidrocarburos, minerales se agotaran en los próximos 30 años. El agua, que aparentemente es abundante, será un recurso estratégico y escaso también en ese lapso. Las guerras que se susciten en este lapso, serán por el agua. Ya tenemos ejemplos de esta crucial lucha por el agua, en el noreste africano, donde somalíes, sudaneses y sub sudaneses, están luchando por este vital elemento. La falta de agua en esa región ha provocado una gran hambruna, desnutrición y muerte de miles de sus habitantes. Igual acontecimiento puede pasar en nuestras fronteras, debido a la tendencia a privilegiar la explotación de nuestros recursos naturales sin el debido respeto al medio ambiente. Por eso hay que salvar nuestra Amazonia de la depredacion sin freno y evitar la construccion de presas y otras obras de infraestructura. Muchos hombres de ciencia pronostican por eso que la humanidad está al borde de una crisis global causada por la agresión sin límites a nuestro entorno natural. Esto provocara una reacción en cadena de conflictos armados no solo entre países sino entre regiones de un mismo estado. Las sequias que también asolan el campo de los Estados Unidos y otras regiones agrícolas de gran productividad, son consecuencia del cambio climático. Su duración ha contraído la producción de maíz, soya, arroz y otros productos alimenticios, cuyas consecuencias son el alza desmedida de estos commodities en el mercado mundial. Por eso hay que ser prudentes en la explotación de los recursos y siempre respetando al máximo el medio ambiente. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Twitter: @manueljvillanue

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