domingo, 2 de enero de 2011

Hecho por el pueblo

Ante las bizantinas discusiones entre toledistas y apristas, sobre la autoría de una serie de obras, como por ejemplo la carretera transoceánica, que une a nuestro país con Brasil, es necesario poner un poco de cordura a estos despropósitos. En primer lugar, todas las obras que realiza un gobierno, es hecho con dinero de todos los peruanos, es decir del pueblo. Que se sepa, ningún gobernante ha sacado de su propio peculio o bolsillo, un céntimo para realizar estas obras. Más bien, hay indicios razonables, para pensar, sobre actos de corrupción, a través de las famosas coimas, que se reclaman a las empresas que realizan estas obras. Si esto es cierto, la colocación de placas al momento de inaugurar las obras, con el nombre del presidente de turno, no es muy justa, a pesar que se ha hecho un hábito de casi todos nuestros gobernantes, cuando de inaugurar obras se trata. Sería más democrático y ético poner en las respectivas placas, solo:” Hecho por el pueblo” y la fecha de inauguración. Así se contribuiría a educar a todo nuestro pueblo y hacerlo participe de los actos de gobierno. Este simple cambio, sería muy aleccionador para fortalecer nuestro sistema democrático. Todo el poder que tiene un mandatario, emana del pueblo quien delega esta atribución a los candidatos que salen triunfadores en las elecciones. Pero como los candidatos se acuerdan de los electores solo en los 5 meses de campaña electoral, la participación popular, durante la gestión de un gobierno, es casi nula. Esto es muy bien utilizado por los elegidos para medrar en el poder. También la eliminación de los nombres de los gobernantes de las famosas placas, evitaría, los dimes y diretes, entre los diferentes grupos políticos que tratan de ser reconocidos como los ejecutores principales de las obras a inaugurar ya que el principal protagonista seria el pueblo que da el poder a los mandatarios. Es que nuestros gobernantes olvidan que han sido elegidos para hacer obras y administrar los recursos del estado con eficiencia y eficacia. Ese es su deber y misión. Por hacer bien las cosas durante de su gobierno, no deben reclamar nada a cambio, como no lo reclaman un profesor, un ingeniero o un medico que hacen bien sus actividades profesionales. Si el reconocimiento de parte del pueblo a sus gobernantes es espontaneo, no habría ninguna objeción. Pero hacer propaganda a través de las obras, con el afán de buscar la reelección, no es democrático ni justo, con respecto a otros candidatos, que no han tenido oportunidad de gobernar. Estos, podrían ser mejores que los ya conocidos, aunque les falta la oportunidad de gobernar. Además nuestro pueblo generalmente elige a un candidato, por simpatía o inercia y no se toma el tiempo de analizar los programas de gobierno y el equipo de técnicos y políticos que acompañan a cada los candidatos. Por eso sería necesario, que se eliminara la reelección para todo cargo público que emane de la voluntad popular. Si esto se da, tendríamos gobernantes, que harían obras y cumplirían sus promesas, solo buscando la satisfacción del haber servido al pueblo. Con la no reelección, se evitaría la tentación de muchos políticos de perpetuarse en el poder. Pues como se sabe el poder es muy adictivo y marea a muchas personas, que hacen todo lo posible, apelando a veces a malas artes para proseguir, en el mando del país. La despersonalización de los actos de gobierno, sería muy positiva para educar al pueblo y evitar así, alimentar el ego y las posturas de muchos políticos, que a veces se sientes predestinados para ejercer los más altos cargos públicos. Felizmente existen muchas personas, con buenas condiciones y cualidades, para ocupar estas posiciones, añadiendo a estas cualidades una buena dosis de honestidad y honradez.
Por Manuel J. Villanueva

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