martes, 2 de junio de 2009

Hay que refundar el pais


La situación actual del país, exige la necesidad de refundarlo. La crisis que atravesamos es muy profunda, pues atañe a la falta de valores de casi toda nuestra sociedad, a la ausencia de responsabilidad de la mayoría de los agentes económicos y a la evidente ausencia de verdaderos líderes políticos y empresariales. Si a todo esto sumamos, a un poder judicial corrupto, a un congreso mediocre, a una burocracia estatal anquilosada y a la controlaría sometida al poder político, entonces podemos colegir, que el país no camina efectivamente. La falta de confianza, que existe en nuestra sociedad, hace que ningún contrato sea cumplido a cabalidad. Por ejemplo hay muchos empresarios, que incumplen  con sus obligaciones, laborales, tributarias y no saben honrar sus deudas. La legislación actual les permite, burlar sus obligaciones, con lo cual no tienen ningún tipo de sanción. Si estos verdaderos delitos, se quieren resolver en los juzgados, la lentitud de los procesos hacen casi imposible, poder recuperar sus acreencias. Además muchos secretarios, jueces y abogados, buscan conseguir beneficios, en estos procesos, en perjuicio de los que buscan justicia. Esto afecta el normal funcionamiento económico del país. En el congreso de la república, se nota que casi todos los congresistas, buscan solo su beneficio personal o de grupo. No hay una verdadera ética politica en estos parlamentarios. Es decir no anteponen el deber y la verdad a sus intereses partidarios o personales. Ya son lejanos los días en los cuales, había verdaderos tribunos que ocupaban los escaños del congreso de la república. En la década de los 60 del siglo pasado, brillaban una serie de personalidades de los diferentes grupos políticos, tales como Héctor Cornejo Chávez, Luis Alberto Sánchez o Alfonso Benavidez Correa, que daban lecciones de sapiencia y de conocimiento de la problemática del país, desde sus puntos de vista. Lo mismo se puede decir de la clase empresarial, que ahora está conformada por personas, que solo ven el corto plazo. Es decir que no tienen la visión de crecer empresarialmente, con seriedad, asumiendo riesgos pero cumpliendo sus compromisos con su personal, sus proveedores, con el medio ambiente, su entorno social y con el estado. Casi todos tratan de enriquecerse en forma irresponsable, faltando a sus deberes empresariales, para luego pasar buena vida, en el exterior. En el aspecto educativo, la situación es deprimente. Nuestro nivel educativo es de los peores en el continente. Ahora la educación se ha convertido en un gran negocio y casi todos los promotores, ven primero su beneficio económico antes que velar por la calidad educativa de sus instituciones. Para eso se requiere, que el estado fiscalice con mas estrictez a estas instituciones, para que tengan una plantilla de profesores de primer nivel, pues la educación de calidad está relacionada con la calidad académica de los profesores, la infraestructura no solo de locales sino de buenos laboratorios, para propiciar la investigación  y la buena formación de los alumnos que ingresan a estas instituciones.

En el sector salud, también hay grandes falencias, pues no se trata solamente de dar cobertura a la mayoría de la población, como pretende este gobierno, sino en contar con buenos médicos especializados en las diferentes áreas de la medicina, buenos hospitales y laboratorios de análisis e investigación.

Otro aspecto crucial es la falta de seguridad ciudadanos. Los que vivimos en las grandes ciudades, experimentamos mucha angustia, pues las fuerzas policiales, no están bien preparadas ni equipadas para asumir este reto, amén de la falta de honestidad de una gran parte de sus miembros Muchas veces estos malos elementos, actúan en bandas para cometer múltiples fechorías.

Por todo esto se hace indispensable y perentoria la refundación del país, para que la población  trabaje, cree empresas, estudie y confíe en sus instituciones empezando por el poder judicial, el poder legislativo, ejecutivo y sus fuerzas policiales y armadas.

Por Manuel J. Villanueva

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