martes, 10 de febrero de 2009

En la noche no hay estrellas

A esta triste realidad, hemos llegado los seres humanos, que habitamos las ciudades de todo el planeta, a causa de la contaminación lumínica. Lo que fue la necesaria oscuridad, a la que estaban acostumbrados nuestros antepasados desde que el hombre es hombre, es decir desde hace 100 mil años hasta inicios de la primera década del siglo XX, ahora se ha desvanecido a causa del uso indiscriminado de la iluminación artificial, propiciada por la energía eléctrica. La tecnología lumínica, producto del avance científico de nuestra era, como toda tecnología, tienen sus efectos negativos, que afectan la calidad de vida de los humanos y de otras especies animales y vegetales. Una de las consecuencias directas, es que en nuestras noches, casi no vemos en el firmamento estrellas, tal como se pueden observar en el campo, cuando no existe iluminación artificial. Esto es una pérdida que afecta nuestra perspectiva natural de convivencia con la naturaleza. Además la falta de oscuridad, produce alteraciones en el descanso nocturno y que se traducen en insomnios, fatiga y otros males nerviosos. El sueño natural, que es un fenómeno que hasta la fecha no tiene una explicación clara cómo se produce, es alterado por la contaminación lumínica. Es que el llamado progreso, no ha tenido en cuenta los hábitos propios de nuestra especie, que es fundamentalmente diurna y por el proceso evolutivo nuestra visión, por ejemplo, ha sido adaptada, para vivir en armonía con la luz del sol, es decir de día. También un sinnúmero de especies animales y vegetales diurnas, sufren alteraciones por la excesiva luminosidad nocturna, provocando en muchos casos, la extinción de un gran número de estas especies.
Si bien existe en ciernes una conciencia de no alterar el medio ambiente usando tecnologías aplicadas en la ingeniería, en forma discriminada, tal como sucede en la construcción de represas, carreteras, obras hidráulicas, puertos y aeropuertos, recién se está iniciando con rigor científico, el estudio de la contaminación lumínica, que afecta la calidad de vida de los humanos. El mensaje de que la luz producida básicamente por el uso de energía eléctrica, alarga las horas de vida diaria de todos y procura el avance y crecimiento de una serie de actividades e industrias, especialmente las dedicadas al esparcimiento y los viajes, ahora tiene que ser revisada profundamente, pues no es natural que pasemos en vigilia hasta al tas horas de la noche, tiempo que debe ser dedicado al sueño.
Creemos que estamos en el umbral de una nueva forma de entender las actividades que realizamos de noche, sobre todo en las medianas y grandes ciudades, tales como Trujillo, Lima o New York. El abuso de consumir el tiempo de descanso nocturno para otras actividades, siempre tiene sus consecuencias negativas, porque afectan nuestra salud. También el excesivo uso de la iluminación artificial, que a veces no es aprovechado eficientemente, porque se desperdicia alumbrando al cielo y no al suelo, tiene que cambiar, para ahorrar energía eléctrica y con ello no depredar los combustibles fósiles, que son los que principalmente se usan en este tipo de servicio.
Por Manuel J. Villanueva

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