viernes, 4 de abril de 2014

Empezó una nueva revolución industrial

Desde la década de los noventa del siglo pasado EEUU desmantelo su aparato productivo en beneficio de China. Los estrategas industriales norteamericanos de esa época, hicieron este cambio porque en el gigante asiático, encontraron una serie de facilidades que iban desde la estabilidad política y económica hasta tener una mano de obra calificada y de muy bajo costo. Por ejemplo, el salario mensual de un obrero chino calificado, era equivalente a lo que ganaba en un día el obrero norteamericano con iguales capacidades que su par chino. Pero esta situación que fue buena para esos años, se torno como una espada de Damocles, para la economía de Estados Unidos. Los chinos aprendieron muy rápido todo lo relacionado a la producción de automotores, aparatos electrónicos y de telecomunicaciones. Esto les permitió fundar una serie de empresas chinas, que empezaron a producir los mismos productos norteamericanos que se hacían en China, pero mucho más barato. El hueco dejado en territorio de EEUU, se hizo sentir. Millones de obreros, técnicos y obreros que se dedicaban a producir bienes, no tenían la posibilidad de conseguir trabajos para los cuales estaban preparados. Además los grandes financistas de ese país y gran parte de su población se dedico a especular. Es decir obtenían riqueza en el juego de la bolsa y otros tipos de servicios, pero no producían. Esto fue una de las causas de las crisis económicas que enfrentaron, siendo la más importante la que se inicio en el 2007. Este ocasionó una gran conmoción en toda la sociedad de EEUU y su principal causa bue la creación de burbujas como la inmobiliaria que había elevado las acciones de muchas empresas en forma muy desmesurada e irracional. Este golpe, hizo que se abrieran nuevamente miles de fábricas en territorio yanqui, para producir automóviles, equipos de todo tipo, artefactos electrónicos y de telecomunicaciones. Pero el gran reto era ser competitivos con relación a los productos producidos en China, donde los salarios eran aun bajos. Para cumplir este objetivo, se recurrió a dotar a todas las plantas industriales de un gran componente tecnológico, basado en el uso intensivo de computadoras, robots, sistemas automáticos de última generación, mejor gestión empresarial. Todos estos componentes han permitido que las empresas productivas norteamericanas, alcancen altos niveles de productividad, que las hace muy competitivas en el mercado mundial. También se ha mejorado la gestión y la gerencia de estas empresas, con la finalidad de aprovechar al máximo todos los recursos que entran en un proceso productivo. En esta área, se distingue la capacidad logística que es la clave para reducir costos, la motivación del personal en forma permanente y el mejor aprovechamiento de la materia prima minimizando los residuos y sobrantes. Así mismo, es importante el uso eficiente de la energía con la finalidad de ahorrar significativamente en este rubro. Por estas razones la producción manufacturera de EEUU crece en forma sostenida, habida cuenta que el sector manufacturero representa el 9% del PBI y ocupa a más de once millones de trabajadores, de los cuales cuatro millones trabajan en las líneas de montaje. Pero este sector es responsable del 75% del gasto privado en investigación y desarrollo y generador del 60% de las exportaciones norteamericanas. Todo esto ha provocado un verdadero boom de productividad en este importante sector manufacturero, pero con una tendencia en disminuir la fuerza laboral. Esta situación es algo más que un gran salto de la productividad, sino que es un nuevo enfoque en la forma de producir bienes manufacturados, por el uso intensivo de equipos y aparatos que son los abanderados de la actual revolución científica y tecnológica. Al decir de muchos expertos ha surgido una nueva revolución industrial, basada en el uso mayoritario de equipos y maquinas que permiten la completa digitalización de los procesos manufactureros. Por eso más del 50% de la inversión se realiza en bienes intangibles como son la innovación científica, tecnológica y de gestión empresarial. La plusvalía se elevo en estas industrias de alto componente tecnológico a 110 mil dólares en comparación a los 68 mil dólares que se obtiene de un trabajador manual. Este valor es el más alto en relación a todos los valores similares de la historia fabril de EEUU. Esta realidad ha convertido nuevamente a EEUU en el país con mayor nivel de productividad en el mundo. La apuesta por la innovación y la creatividad en este sector es muy relevante y tiene su base en la cultura de innovación y emprendimiento de los norteamericanos. No es casual que los más grandes innovadores de los últimos tiempos sean norteamericanos o extranjeros que han estudiado en universidades de ese país y ahora trabajan para su industria fabril. La cantidad de jóvenes innovadores, es impresionante y esto potencia aun más los activos intangibles del sector industrial. Toda esta nueva revolución industrial se inicio a mediados de la década pasada. Es decir es un logro de este siglo que ha cambiado los paradigmas de la economía de escala, por la caída de los costos de mano de obra. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo. Excelente para conocer el porqué del desarrollo de EEUU, analizando los distintos factores que han llevado a ello.