lunes, 9 de diciembre de 2013

Celendín y sus 211 años

Durante todo el siglo XVIII, en plena época del virreinato español, la región celendina estaba conformada por un grupo de haciendas, como La Pura y Limpia Concepción de Zelendin, San Francisco de Guayabas y otras, cuyos propietarios eran colonos españoles, portugueses y judíos sefarditas que se escapaban al Brasil para eludir a la inquisición. Pero también existían una serie de asentamientos de indígenas conformados por las etnias caxamarcas, oxamarcas y chachapullas. Estos colonos y nativos se dedicaban principalmente al cultivo de productos de pan llevar y a la crianza de ganado vacuno, lanar, porcino, alpacas, llamas y cuyes. Además se elaboraban productos artesanales, como son los tejidos de lana, algodón y otras fibras vegetales, que fueron precursores de los famosos sombreros de paja toquilla confeccionados hasta ahora. Pero junto con este crecimiento productivo también creció la población en este bello suelo. Esta realidad fue comprobada por el obispo de Trujillo y gran naturalista Baltasar Martínez de Compañón y Bujanda, que en su plan de evangelización y su vocación de investigador y estudioso de la flora y fauna de toda su jurisdicción religiosa visitaba con cierta frecuencia esta montañosa región que era el puerto natural del rio Marañón. Este crecimiento poblacional sirvió para que este prelado urgiera a los celendinos a formar una villa, que sea el centro administrativo, religioso, político y educativo para los habitantes asentados en estos parajes. Para cumplir esta misión, los habitantes de esa época, compraron la hacienda de Zelendin a fin de construir en estos terrenos una ciudad. Fue un 19 de Diciembre de 1802, que el Monseñor Baltasar Martínez de Compañón, fundó el pueblo con el nombre de Villa Amalia de Zelendin. El nombre de esta villa fue en honor a la reina española de ese entonces y quizás por esa razón el rey de España oficializo de inmediato esta fundación. Posteriormente el nombre se cambio a Celendín. Hay que puntualizar que a diferencia de otras ciudades como Cajamarca, Lima, Quito o Cusco, Celendín no se erigió sobre restos o vestigios de los nativos que moraron en esos parajes serranos, sino que es una ciudad nueva desde sus cimientos. Pero han transcurrido 211 años desde esa fecha y la villa, se transformo en una bella ciudad bajo la denominación de Celendín. Los más de dos siglos transcurridos han servido para que este laborioso pueblo se distinga con meritos propios dentro del concierto de los pueblos del Perú. La personalidad de su gente está estrechamente vinculada con este bello ambiente natural donde se encuentra la ciudad. Lamentablemente no hay muchos estudios sobre el discurrir de esta sociedad pero existen una serie de narraciones y relatos orales, que se han transmitido de generación en generación sobre muchos acontecimientos que sucedieron en Celendín. Por ejemplo en los primeros años del siglo XIX, después de su fundación los celendinos abrazaron plenamente la causa de la independencia del Perú, dando incluso joyas, dinero y gente para fortalecer esta gesta. Muchos celendinos lucharon en el ejercito patriota, siendo uno de sus ellos, el coronel e historiador Juan Basilio Cortegana, quien combatió en la batalla de Ayacucho al lado del General Antonio José de Sucre. También durante la infausta guerra con Chile, muchos celendinos combatieron heroicamente contra el invasor en la batalla de San Pablo el 13 de Julio de 1882, dentro de la campaña de la Breña. Esta sangrienta lucha fue una muestra de valor y coraje tambien de los jóvenes estudiantes del colegio San Ramon y de muchos osados patriotas cajamarquinos. Las bajas chilenas fueron considerables superiores a los del bando peruano. Pero además Celendín fue protagonista de luchas religiosas en los albores del siglo XX, cuando grupos protestantes quisieron torcer la fe católica que era muy acendrada entre los celendinos. También este pueblo valiente combatió con éxito, en la misma forma que los norteamericanos del “Far west”, a fines del siglo XIX a los bandoleros que asolaban muchos pueblos de la región. Todos estos relatos y narraciones históricas deberían ser puestos en valor con un mayor estudio para ampliar la historia celendina que puede servir de guía a las futuras generaciones de este bello pueblo andino y de otros pueblos del país. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo para conocer más acerca de esta hermosa ciudad, y hacer un llamado para preservar su historia y la de otros pueblos de nuestro país.