lunes, 14 de octubre de 2013

La aventura de la vida

Si nos detuviéramos por un instante a pensar sobre nuestra vida en este planeta, que es nuestra casa, podríamos sacar una serie de conclusiones que transformaría nuestra forma de ser. En primer lugar la Tierra, prácticamente no existe en tamaño si la comparamos con nuestra Galaxia la Vía Láctea. Es decir nuestro planeta seria la millonésima parte de un granito de arena de la playa de Huanchaco, en comparación con toda la cantidad de arena de todas las playas del mundo. Ahora con la tecnología espacial, es posible ver a la Tierra desde Marte y en el cielo marciano nuestro planeta azul aparece como un pequeño objeto espacial. Si lo observáramos desde los anillos de Saturno, prácticamente no se lo podría distinguir con claridad por su sorprendente pequeñez. Otra característica es que estamos en constante movimiento a velocidades muy grandes. Por ejemplo, cuando termine este articulo, la Tierra habrá recorrido más de 10 mil kilómetros alrededor del Sol, en solo 20 minutos, una distancia parecida a la que hay entre Trujillo y Tokio. Sin embargo para ir a esta ciudad oriental el tiempo de vuelo es de aproximadamente 20 horas. Pero ninguno de nosotros se da cuenta de que estamos en una verdadera nave espacial, que se mueve a grandes velocidades. Creemos que todo es estativo, que nada se mueve. Pero si esta nave, se pararía de golpe, todos los 7000 millones de seres humanos que la habitamos, saldríamos despedidos y reducidos a polvo por la gran fuerza inercial que este evento produciría. Es decir nos aniquilaríamos automáticamente, en una fracción de segundo. Pero el ser humano, nunca piensa en su insignificancia si no por el contrario se siente dueño de todos los bienes de la Tierra, y los dispone a su libre albedrio, sin considerar las consecuencias negativas que sus actos pueden traer a nuestro planeta. Si bien el ser humano tiene una serie de logros científicos, artísticos, filosóficos y morales, que lo hacen digno de admiración, también este mismo hombre, tiene sus pasivos como son el egoísmo, la ambición, la avaricia y la codicia. Desde la antigüedad, el hombre se ha creído el rey no solo de la Tierra sino del Universo, pero esto no es tan cierto. Su ignorancia lo ha llevado a realizar una serie de conquistas basadas en su poder y astucia. En esos tiempos, nuestros antepasados, afirmaban que el centro del Universo era la Tierra y que esta era plana y no esférica. La constante curiosidad del hombre lo llevo a descubrir que nuestro planeta no era el centro ni siquiera del sistema solar sino que era solo un pequeño planeta que giraba alrededor de una pequeña estrella que es el Sol. Para aceptar esta verdad, tuvieron que pasar cientos de años y mucho sufrimiento y humillación de los que postulaban una verdad científica, pero que iba contra la creencia oficial. Es histórica la humillación que sufrió Galileo Galilei por afirmar que la tierra se mueve. A este gran hombre el orden de esa época, le exigió que se rectificara y para evitar que lo mataran, tuvo que decir que la tierra no se movía. Ahora en estos tiempos de gran avance científico y tecnológico, nuestra especie que es inteligente, elucubra, que ante la magnificencia del Universo, no puede ser la única especie dotada de inteligencia y que deben haber otros mundos con seres inteligentes. Pero hasta la fecha, todavía no se ha conseguido hallar a otros seres alienígenos que nos disputen el privilegio de pensar, razonar y crear conocimientos en todas las ramas del saber. Pero nuestro planeta que gira eternamente alrededor del Sol, por orbitas que no se repiten, se enfrenta a una serie de peligros cósmicos que pueden afectarla. Por eso que nuestra vida en el mundo es una constante aventura, que esta potencialmente rodeada de muchos peligros. Todo el conocimiento acumulado sobre nuestra permanencia en la Tierra, nuestra insignificancia, nos debería impulsar a ser mas humildes, mejores personas y respetar el gran legado cósmico que es tener una casa común llamada planeta Tierra. Solo así podremos vencer nuestro lado negativo que nos impulsa a matarnos entre nosotros, por diferencias raciales, religiosas, políticas y económicas. Somos una sola especie pero nuestros pensamientos son diferentes y estos nos separan mas que la distancia de la Tierra al Sol. Por Manuel J. Villanueva Consulto Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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