viernes, 19 de julio de 2013

Política y depresión

Pablo Longueira, candidato presidencial, de los partidos oficialistas de Chile, acaba de renunciar a seguir luchando para ser presidente, en la próximas elecciones de su país. La razón es que está sufriendo una depresión muy aguda. Este hombre considerado un duro ahora sufre esta enfermedad invalidante. Es que la depresión, según los especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a otros males de la mente, se han convertido en una verdadera epidemia a nivel mundial. Es algo parecido a las pandemias que asolan a la humanidad como la vigente gripeAH1N1, que ya ha ocasionado algunas muertes en nuestro país. En estos lares, otro político que sufre depresión es Alberto Fujimori y al parecer Alan García, pero con una sintomatología maniaco-depresiva, que es incurable. Pero no solo a los políticos atacan estas enfermedades, sino que también son afectadas millones de personas en todo el mundo. En el Perú, el incremento de enfermedades mentales es preocupante, pues la curva de crecimiento de estos males es casi exponencial. Es decir que desde hace veinte años, su incremento es explosivo. Sin embargo, es poca la atención que tiene este tipo de dolencias. Nuestras autoridades y los medios, se preocupan más por las epidemias del cuerpo, como la referida gripe aviar, la diabetes, el cáncer o la osteoporosis, pero la atención de las enfermedades del alma no son de prioridad para los encargados de la salud pública. La depresión, es quizás una de las enfermedades más frecuentes, que afecta a miles de personas en nuestro país. Esta dolencia, causa serios estragos en la autoestima de los que la sufren, ansiedad, insomnio, irritabilidad. Los pensamientos de estos enfermos, cambia y todo lo ven negativo y no encuentran una salida para mejorar su capacidad mental. Esta situación, afecta a los miembros de toda su célula familiar. Muchas veces son incomprendidos por sus familiares cercanos que en vez de ayudar a salir de este trance, los abandonan a su suerte, con lo cual se desencadena una crisis, que muchas veces termina en el suicidio. Las causas de la depresión pueden ser genéticas, es decir que si alguien tiene a un familiar cercano que ha sufrido este mal, es probable que también sus allegados lo sufran. Pero lo que incide en mayor grado la causa de contraer la depresión, son las condiciones externas y algunas enfermedades graves, tales como la diabetes o el cáncer. También tiene que ver con el tejido social que impera en nuestro medio. Una persona, que no posee suficientes recursos económicos para afrontar las necesidades diarias, tiene la posibilidad de contraer este mal. Igualmente los problemas familiares y la incomprensión en este núcleo, contribuyen como detonante para adquirir este mal. La perdida de seres queridos, la presión de la vida diaria, las tareas agotadoras que exigen los diferentes trabajos, los problemas irresueltos, pueden servir de pretexto, para que la depresión se haga presente. El caso de los políticos y dirigentes de todo tipo, su exposición al escrutinio público, las criticas que reciben, las investigaciones que afrontan, las denuncias y los actos turbios públicos y privados, constituyen una gran carga emocional que erosiona su buen estado mental. La competencia desmedida, el egoísmo y el afán de logro usando cualquier medio licito o ilícito, también pueden erosionar su psiquis y que luego se transforma en un síndrome depresivo. Casi todas estas personas que se dedican a la política o los negocios, se ayudan con fármacos para serenarse y poder dormir. Otros tratan de neutralizar estas presiones, recurriendo al alcohol o a las drogas. El común de las personas también sufren por la vida actual, que es muy agitada y competitiva. Todos vivimos con muchas preocupaciones. La inseguridad diaria, nos preocupa, no tenemos la suficiente libertad, para hacer nuestras cosas, no confiamos en nadie y todo esto altera nuestro buen humor. Casi todos reaccionamos con violencia ante una situación que nos afecta. No tenemos la serenidad para resolver muchos problemas y acudimos a la violencia física o psicológica. Por eso muchos estudiosos como Erich Fromm, creen que para poder disminuir estos males mentales, hay que cambiar las relaciones sociales actuales, por otras más humanas, solidarias y genuinas. Es decir hay que dejar de lado la excesiva competencia, el gran egoísmo y la falta de escrúpulos, para poder vivir mejor y eliminar en gran proporción la depresión. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blospot.com

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