miércoles, 3 de agosto de 2016

Minería ilegal y medio ambiente

El prestigioso diario norteamericano The New York Times, acaba de publicar una noticia de como la minería ilegal en nuestro país, destruye impunemente la bella zona amazónica de Tambopata, para extraer oro. Tambopata, que es una reserva protegida, es mundialmente conocida, por la gran biodiversidad que aloja en su territorio. Pero es sorprendente que una área debe ser protegida por el estado, sea terreno fácil para que los mineros ilegales, talen bosques, draguen las tierras aluvionales y contaminen los ríos de mercurio y otros insumos tóxicos. Al parecer ninguna autoridad ejerce la debida fiscalización, para impedir este ecocidio. Muchos expertos afirman que si no se actúa inmediatamente, esta gran biodiversidad, tendrá sus días contados, porque toda la flora y la fauna, desaparecerán. No es posible que siempre las noticias sobre agresiones ambientales sean anunciadas en el exterior, como en este caso a través del citado diario norteamericano. Nos falta tener una verdadera conciencia ambiental, para exigir a nuestras autoridades, que cumplan con dar la debida seguridad y control a Tambopata y otras zonas que también son pasibles de la gran contaminación ambiental, para extraer oro. La gran depredación ocasionada por la minería ilegal en este parque es por todos conocido, pero las autoridades responsables no toman acción para reprimir estas actividades. Ahora este bello bosque amazónica, ofrece un triste espectáculo, porque que se está transformando en un verdadero paramo. A todas luces los mineros ilegales tienen patente de corzo para hacer sus actividades mineras ilegales, sin ningún tipo de miramiento. Como las actividades auríferas son rentables por el alto precio del oro, a pesar de los vaivenes del mercado mundial de minerales, mucha gente se dirige a la selva de todos los lugares, del país, para realizar este tipo de extraccion, sin reparar en el grave daño que hacen a los bosques, ríos y poblaciones nativas. Para realizar sus operaciones, existen verdaderas cadenas de suministros que parten desde las ciudades, como Lima, Arequipa, Cusco o Madre de Dios, que son los lugares, donde se distribuyen los insumos y equipos para realizar esta innoble actividad. El mercurio, las dragas, los tractores, combustibles, repuestos y otros insumos son transportados desde la costa hasta esta todavía bella reserva, ubicada en la región de Madre de Dios, sin ningún tipo de control. Parece que los agentes policiales no hacen el debido control, porque de otra forma, sería casi imposible que este gran volumen de equipos, insumos y repuestos, lleguen hasta Tambopata. También, de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda, existe otra cadena de comercialización del oro, que se origina en los sitios de explotación, luego son transportados desde la selva y que termina en manos de los grandes exportadores de este metal amarillo, en las grandes ciudades del país. Luego este mineral es exportado, a muchos países, especialmente China, India o EEUU. Realmente los que más ganan en este turbio negocio, son los que venden el oro, como es usual en este tipo de actividades extractivas. Creemos que estas actividades no deben continuar porque está de por medio, la conservación del medio ambiente y de los recursos que poseen su flora y fauna. Mas se ganaría si se conserva la reserva de Tambopata, porque es un verdadero atractivo para miles de turistas, que desean experimentar y conocer la Amazonia, en su original belleza y también por experimentar una vida cercana con la naturaleza. Además sus grandes variedades de animales y vegetales son un gran polo de atracción de miles de personas. Inclusive hay turistas que solo quieren ver a las diferentes especies de loros y de las bellas mariposas. Todas estas actividades son sostenibles en el tiempo y pueden ser una fuente de trabajo, para los actuales mineros ilegales y también para los pueblos nativos. Es decir se cambiaría de una actividad extractiva contaminante y con muy pocos años de duración, por trabajos sostenibles en el tiempo. Es decir se abriría un abanico de actividades laborales de largo aliento y amigables con el medio ambiente. No esperemos que pase lo peor para recién actuar, porque la historia de nuestro país, enseña que casi nunca tomamos las medidas adecuadas y efectivas con oportunidad y decisión. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www. majevic.blogspot.com

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