domingo, 23 de febrero de 2014

Chile es un gato de peluche

Chile tiene la costumbre de tratar de imponer su agenda diplomática, que obedece a sus intereses geopolíticos. La fortaleza para hacer esto es contar con una fuerzas militares bien pertrechadas. Es decir que los chilenos creen en la razón de la fuerza y como dijo el estratega alemán Karl von Clausewitz, “para que un rival se someta a nuestra voluntad, debemos colocarlo en una posición muy desventajosa con respecto a nosotros”. Esta máxima, es la que guía el pensamiento y la acción de los gobernantes chilenos. Por eso, podemos apreciar las constantes bravatas y desplantes diplomáticos, que realizan como por ejemplo la de reclamar a nuestro país, un triangulo de terreno, que por el humillante tratado de 1929, pertenece a nuestro país. Hasta se dan el lujo de enviar una nota de protesta diplomática, desconociendo esta sentencia. Igualmente, hacen largas, para hacer la delimitación marítima que surge como producto del reciente fallo de la Haya, donde como era de esperarse, la corte, dicto una sentencia salomónica, que no es muy ventajosa a nuestro país. Pero a pesar de este hecho, los chilenos con mucha desfachatez, tratan de incumplirlo. Sin embargo en estos tiempos no solo se debe contar con un ejército bien armado, sino con hombres que tengan la moral, la motivación y la experiencia de haber luchado en conflictos bélicos reales. En este aspecto nuestros soldados tienen una probada experiencia de combate porque han librado una serie de enfrentamientos como el sucedido en la guerra del Cenepa en la Cordillera del Cóndor, en 1995. A pesar de las condiciones geográficas muy difíciles y de no contar con el armamento adecuado, nuestros soldados heroicamente combatieron con las fuerzas armadas ecuatorianas que tenían la posición de este territorio selvático y estaban muy bien armados para librar este tipo de combates. Además lo que cuenta en estos tiempos es tener un pueblo unido, patriota y con una buena conciencia de lo que significa cautelar nuestro sagrado territorio. Es decir todos estos elementos hacen que las armas por más sofisticadas que sean, no son la diferencia cualitativa fundamental entre dos ejércitos. También la respuesta de muchos pueblos ante la agresión de fuerzas militares superiores en el siglo XX y en estos años del presente, nos ilustran que son los pueblos y sus fuerzas armadas que imbuidos por el amor a su suelo, han humillado y derrotado a enemigos muy superiores militarmente. En la segunda guerra mundial, el pueblo soviético y sus hombres en armas, derrotaron al casi invencible ejército de Hitler. Igualmente sucedió en Viet Nam, en la década de 1960, que dio inicio a la guerra electrónica moderna, donde los viet congs, dieron cuenta y humillaron al poderoso ejército yanqui. Muchas veces los vietnamitas solo contaban con armas artesanales pero con una férrea voluntad y actitud de combate. Por eso el estratega y político chino Mao Zedong, después de estar en el poder más de 10 años y ante la amenaza de una guerra atómica por parte de los Estados Unidos, dijo la celebra frase:”EEUU es un tigre de papel” Esta sentencia es una verdad contundente, que demuestra que son los hombres, los pueblos y no las armas por más sofisticadas que estas sean, los que vencen en cualquier guerra. A pesar que China, en ese entonces, 1959, no tenía armas atómicas, su líder Mao, tuvo la visión histórica de lanzar esta sentencia, que amilano a los halcones yanquis en su intento por invadir China y usar bombas nucleares. Por eso nuestro país, debe reforzar su frente interno, propiciando la verdadera unión de todos los peruanos de buena voluntad. En este llamado no hay cabida para los oportunistas políticos, que solo buscan satisfacer sus ambiciones bastardas. Nuestro pueblo cuenta con un verdadero legado histórico que data de más de 6 mil años. Somos herederos de una civilización ancestral que dio al mundo muchos alimentos como la papa, el maíz, la quinua. También nuestros antepasados, tuvieron una metalurgia avanzada que les permitió confeccionar una serie de aperos e instrumentos agrícolas y de orfebrería de calidad. Los caminos del inca eran verdaderas vías de comunicación que ningún huayco pudo interrumpir, como ahora sucede con muchas carreteras. Por esto podemos decir que Chile es un gato de peluche. Por Manuel J. Villanueva

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