jueves, 12 de abril de 2018

El congreso en crisis terminal

No solo las encuestas arrojan resultados negativos sobre el congreso si no también la gran rechazo de la mayoría de personas que están hartas de tanta denuncia contra los congresistas especialmente los que integran el bloque opositor de Fuerza Popular de Keiko Fujimori. En este grupo hay numerosos congresistas que son muy cuestionados por sus falsedades, adulteraciones de documentos y títulos, negocios de dudosa reputación a veces ligados con personas que se dedican al narcotráfico y un largo etcétera. Por eso hay una gran corriente ciudadana para cerrar el congreso y convocar a nuevas elecciones. El grito ‘que se vayan todos’ es unánime entre la población. Este es un gran desprestigio que atenta contra la democracia y la gobernabilidad. En el siglo pasado, también se criticaba al congreso cuando la mayoría pertenecía a la oposición, pero básicamente porque trataba de obstruir la labor del ejecutivo. Este hecho se vio en el primer gobierno de Fernando Belaunde cuando la coalición apra-uno, ponía una serie de obstáculos a la gestión del ejecutivo. Pero era solo el juego político aunque un poco parcializado, sin embargo los diputados y senadores de ese entonces en su gran mayoría eran verdaderos políticos sin que se les pueda atribuir que incurrieran en falsedades, en mentiras descaradas o negocios turbios. Aun así, la imagen del congreso era mal vista, por la ciudadanía. Ahora con los llamados congresistas hay un gran descontento, porque no tienen las calificaciones, la experiencia, la honestidad ni la honradez y también por aprovecharse de las ventajas que da el cargo. Ser congresista debe ser un honor para todos y su misión es servir al país y a los electores, dejando de lado prebendas personales. Pero esto no se da en el actual congreso. La mayoría opositora de Fuerza Popular, ha sido beneficiada por el voto preferencial pero sus integrantes dejan mucho que desear. El poder del dinero, el amiguismo y la cercanía a Keiko Fujimori, determinaron que estas personas integraran las listas de candidatos para congresistas en las elecciones del 2016. Pero los resultados son a todas luces negativos para el congreso y para el país. Por eso a cada rato aparecen en las redes, sugerencias sobre cuanto debería ganar un congresista. Hay unanimidad en bajarles el sueldo o cerrar el congreso. Es que el sueldo más otros ingresos son de 30 mil soles mensuales por congresista. Además los congresistas gozan de una serie de gollerías como tener muchos asesores bien pagados, gastos de instalación, canastas navideñas anuales de 1000 soles y pasajes en avión frecuentemente. Unos creen que el sueldo debería ser 7 mil soles, otros 5 mil, etc. Sin embargo creemos que los congresistas deben ganar igual que un profesor de primaria, es decir solo mil soles mensuales. Además deben asistir puntualmente al congreso a trabajar. Si faltan injustificadamente se les debe descontar su sueldo y también debe haber un control para evaluar su rendimiento como legisladores y fiscalizadores. El llamado trabajo de los congresistas debe ser preparar leyes, fiscalizar al ejecutivo principalmente y atender a las personas que acudan a ellos pero dentro de este ámbito. No deben usar su cargo para gestionar obras en el poder ejecutivo, porque no tienen iniciativa de gasto. Conseguir obras para sus respectivas regiones, es un afán desmedido de todos los congresistas. Sin embargo son los congresistas opositores, los que más gestionan estas obras para sus regiones. En este escenario se olvidan de las rencillas y los obstruccionismos al ejecutivo, para pedir a los ministros de estado que hagan obras de infraestructura en sus regiones. Además la gestión de obras es otra puerta abierta para la corrupción, como se ha confirmado en los kenjivideos. De esta forma, los congresistas demuestran a sus electores, que pueden hacer obras en beneficio de su región pero a cambio exigen la adhesión de la ciudadanía en las futuras elecciones. Es decir es otra forma de clientelismo que afecta a los buenos usos y costumbres de lo que es politica. Otro aspecto negativo de la intromisión de los congresistas en el nombramiento de personas de su entorno en puestos claves de la administración estatal. Es decir esto es un verdadero carnaval. Es que gestionar obras, para sus regiones, también les da la posibilidad de obtener ganancias ilícitas mediante las coimas. Por esta situación, ya es hora de cambiar la modalidad que los congresistas para que no tengan mandato imperativo. Este derecho, les permite, hacer lo que quieran en el transcurso de su gestión. Por eso se ve que los apristas, defienden a capa y espada a García, los fujimoristas a Keiko, sin tener en cuenta los reales intereses de la ciudadanía. Si los congresistas no tuvieran mandato imperativo, estarían obligados a rendir cuentas periódicamente a sus electores, para que aprueben o rechacen su labor congresal. Pero ahora los congresistas solo se acuerdan de los ciudadanos en épocas de elecciones, para conseguir votos. Esta es una forma deshonesta de hacer política, porque lucran con las necesidades y anhelos del pueblo. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

No hay comentarios: