martes, 29 de diciembre de 2015

Las planchas presidenciales

Sorprendentes por decir lo menos son las personas que integran las planchas presidenciales de los candidatos que tienen mayor aceptación en las encuestas que se difunden frecuentemente. Estas alianzas eran impensables hasta hace poco, porque sus posiciones políticas de muchos de estos personajes eran irreconciliables. Había entre ellos rivalidades y antagonismos que parecían difíciles de salvar. Es más, muchos políticos que ahora están en las cinco primeras planchas, se han criticado mutuamente, a veces con adjetivos y epítetos muy contundentes. Sin embargo, todos estos actos han sido obviados en aras de figurar políticamente y de acceder por lo menos al congreso de la república. Es decir hay una verdadera mezcolanza donde todos han perdido sus principios y doctrinas. Esto demuestra que en nuestro país, no existen verdaderamente, como en Colombia, por ejemplo, partidos políticos organizados con ideologías y principios que los sustenten. Acá lo que hay son personalidades políticas que arrastran a muchos electores. Todo o casi todo el mundo habla de los candidatos pero nadie se preocupa de analizar sus programas de gobierno, sus equipos de trabajo y en última instancia sus trayectorias como personas públicas. Nos dejamos vencer por la inercia y el facilismo en vez de poner la debida atención a los candidatos que nos podrían gobernar los próximos cinco años. También esta actitud demuestra una grave crisis de credibilidad en la población hacia el quehacer político. En otros países, los electores y la prensa saben “castigar” a sus políticos inclusive a los que ya han sido electos, como presidentes. Uno de los casos más sonados es la renuncia forzada del entonces presidente norteamericano Richard Nixon, por el caso watergate. Este escándalo, involucro al entonces candidato republicano Nixon, en el robo de documentos de la sede del partido demócrata, cuyo candidato fue George Mcgovern. Recientemente en las últimas elecciones legislativas que han tenido lugar en España, han dado como resultado la aparición de dos nuevos partidos: Podemos y Ciudadanos por el Cambio. Es decir que el bipartidismo español se quebró definitivamente. Antes solo existían como partidos fuertes el PSOE y el Partido Popular, liderado por Mariano Rajoy y que funge actualmente de primer ministro de España. Es que los escándalos de corrupción y el paro, han sido los detonantes para que muchos españoles, cambien de orientación política girando hacia otras tendencias que critican abiertamente a Rajoy, culpándolo de la grave crisis en que se encuentra este país ibérico. Pero en nuestro país, la situación es diferente, por falta de partidos políticos bien cimentados. Por ejemplo en las últimas elecciones presidenciales demuestran que los electores, deciden su voto a última hora y muchas veces eligen a un candidato que no era considerado, como serio aspirante a ganar esas elecciones. Es el caso de Alberto Fujimori, que era poco conocido, en la campaña electoral de los 90, en comparación con el laureado novelista y candidato presidencial, Mario Vargas Llosa. Fujimori, contra todos los pronósticos gano esas elecciones. De igual forma sucedió con Alejandro Toledo y Ollanta Humala. Por eso los actuales candidatos, para evitar a un “outsider”, contratan a estrategas y jefes de campaña, que apuntalen sus propuesta a través de una múltiple campaña propagandista. Inclusive usan a una serie de personajes que son populares en la televisión o el deporte para que traten de convencer a los electores por determinado candidato. También en estos tiempos ya electorales, todos los candidatos se hacen visibles y acuden o acudirán a todo programa televisivo o radial para hacerse más conocido, aunque para esto hagan el ridículo. Es decir todo vale a la hora de captar electores. Además, en esta época del Internet, muchas páginas como el facebook o Twitter, son utilizadas por muchos candidatos, dando saludos y felicitaciones por doquier con la finalidad de conseguir más adeptos. Quizás estos medios no son todavía muy influyentes como si lo son la televisión, los periódicos y la radio, pero ya se los tiene en cuenta como herramientas de propaganda. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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