miércoles, 15 de julio de 2015

Recuerdos de memoria

Cuando en 1961, ingresamos a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), se culminaba una de las etapas muy importantes de nuestras vidas: Ingresar a una de las Universidades más prestigiosas del país y que era famosa por la dificultad que planteaba el examen de admisión. Pero este ingreso, nos permitió descubrir y confirmar nuestra vocación por la ingeniería, especialmente en las ramas Mecánica, Eléctrica y Electrónica. El primer año de estudios, se realizo en el pabellón Central, que era la divisa principal de la Universidad, por su sobria y solemne arquitectura. En este claustro estudiamos en forma conjunta con todos los ingresantes que luego iban a ser distribuidos en las diferentes facultades que conformaban nuestra Universidad. En ese año, que fue muy exigente, estudiamos con ahínco, para poder aprobar los cursos iniciales de matemáticas, principios de Física, Laboratorio, Topografía y dibujo, principalmente. Nuestras correrías por sus aulas, laboratorios y la biblioteca central, eran una muestra contundente de nuestro interés por aprender cada día mas y mas. Fue otra prueba que tuvimos que salvar para así estar expeditos a engrosar el alumnado de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica,(FIME), cuyo decano en ese entonces, era el Ingeniero Roberto Heredia Zavala, que por sus meritos también era Vicerrector Académico de la UNI, acompañando en esta gestión al rector Ing. Mario Samame Boggio. Nuestra capacidad de asombro era grande, pues no solo enfrentábamos nuevos retos estudiantiles sino también a conocer a grandes e ilustres profesores, que eran famosos por su exigencia académica y erudición en los temas que enseñaban. Éramos casi doscientos alumnos que elegimos seguir estudios en la FIME, cuyas instalaciones modernas siempre eran vistas con curiosidad y anhelo por todos nosotros, pensando que nuestro ingreso a sus aulas solo dependía de nuestra voluntad y aplicación en salvar los primeros semestres de nuestra carrera, en el citado Pabellón Central. Los siguientes cuatro años, divididos en 8 semestres, fueron muy dinámicos y en esta etapa se definió la vocación de cada uno de nosotros. La gran mayoría, escogió la Ingeniería Mecánica, luego otro grupo prefirió la especialidad, de Ingeniería Eléctrica y el tercer grupo, menos numeroso, prefirió estudiar, Ingeniería Electrónica. En este lapso, fue que se creó la rama de Ingeniería Electrónica, con el mismo nivel que las anteriores especialidades. Su primer director fue el Ingeniero Miguel Colina Marie, que junto con los Ingenieros Roberto Molina y Darío Biela, integraron la cúpula administrativa de las otras especialidades, es decir Ingeniería Mecánica e Ingeniería Eléctrica. En ese entonces el Decano de nuestra Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME), fue el carismático Ingeniero Azi Wolfenson Ulianovski, que condujo con mucho éxito la marcha de nuestra facultad. Esta segmentación, fue un hito importante en el desarrollo y progreso de la Facultad y tuvo repercusiones muy importantes no solo a nivel universitario sino también a nivel nacional. Han pasado casi cincuenta años, desde que salimos de las aulas de nuestra querida alma mater, pero los recuerdos y sentimientos de gratitud, perduran en nuestros corazones. En esos tiempos también, la UNI, puso en servicio el comedor de estudiantes, que fue administrado por los propios estudiantes y bajo el control de calidad del departamento de servicio social. En este comedor, se servían diariamente raciones de desayuno, almuerzo y comida, a precios muy cómodos y con una variada cantidad de potajes que eran muy bien aceptados por la mayoría de estudiantes que acudían casi todos los días a sus instalaciones. También en la nuestra facultad, existía una librería, administrada por estudiantes, donde se podían adquirir un buen numero de textos, preferentemente en ingles pero a precios al alcance de nuestros bolsillos. Además de los cursos de carrera que seguíamos, cuya asistencia era obligatoria, también se dictaban cursos de humanidades, dentro de una nueva filosofía, de formar ingenieros con gran capacidad científica, tecnológica y con una formación humanística, enfocada en nuestra realidad nacional. En este contexto, tuvimos la ocasión de escuchar y admirar, en nuestro salón de conferencias al gestor de la bomba atómica norteamericana, el físico Robert Oppenheimer, al filosofo español Juan García Bacca, al sociólogo brasileño Josué de Castro, al novelista argentino Jorge Luis Borges y al escritor peruano José María Arguedas, entre otros hombres de ciencia, matemáticos, ingenieros y humanistas. El tiempo pasa y nos encontramos en el umbral de cumplir nuestras Bodas de Oro, pues egresamos de nuestra querida facultad en 1965. Solo nos embarga la inmensa gratitud por la oportunidad que tuvimos de estudiar en sus prestigiosas aulas y de conocer a muchos compañeros de estudios, que con el tiempo, se han convertido en verdaderos colegas y amigos. También nos convoca el reconocimiento imperecedero a todos nuestros maestros que con su erudición, ejemplo y experiencia, forjaron en nosotros a los profesionales que durante este lapso, hemos sabido responder en algo el gran esfuerzo invertido en nosotros por estos grandes ingenieros. Por Manuel J. Villanueva Consultor Internacional Blog: www.majevic.blogspot.com

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